Reinaldo Rueda decidió alinear a su once titular para este partido. Era lógico pensar que Nacional ganaba, tal vez de manera más holgada. La campaña de Junior es bastante pobre y todavía no se ve diferencia entre el equipo de Gamero y el de Comesaña. Con escaso público en la tribuna y mucha confianza se presentaba este encuentro.

Para fortuna de los espectadores, Nacional es un equipo que sabe resolver los partidos jugando de memoria. La filosofía de juego está más que clara y todos los jugadores intentan adaptarse lo mejor que pueden. Iniciando el primer tiempo esto se evidenció, cuando Nacional tocaba y desbarataba fácilmente la defensa 'tiburona'. Esto generó un par de llegadas.

Dayro estuvo vivaz adelante, atacando correctamente los espacios. También fue interesante el rol de Mateus Uribe, que buscó asociarse constantemente y su rol se pareció más al de un volante 10. Aldo Leao Ramírez, encargado de esta función, tuvo un mano a mano con Viera promediando la primera etapa. Pudo fusilar y poner el 1-0, pero enganchó y la perdió rápidamente. Después de esto, poco y nada se vio de él en el partido.

Junior llegó en dos ocasiones que Armani contuvo sin dificultad. Con el pasar de los minutos, Nacional se hizo muy impreciso. Se veían, se encontraban, pero los pases eran erráticos. O muy atrás o muy cortos o demasiado fuertes. Con este panorama terminó el primer tiempo. Empate a cero y era inevitable pensar que mucha gente se quedó dormida siguiendo el partido por televisión.

Tal vez sea una tendencia del equipo 'verdolaga' en Liga: los espacios se abren en el segundo tiempo. Es bueno porque con una pizca de orden y definición Nacional puede llevarse los tres puntos. Malo porque ese cambio de dinámica también propicia los ataques rivales.

Minuto 16 del segundo tiempo: Mateus Uribe busca el cabezazo del Dayro Moreno pero el centro se va alto y desviado. "Pecoso" Correa, sin embargo, agarró de la camiseta al hombre de Chicoral y lo derribó. El árbitro, que seguía la jugada de cerca, no dudó en pitar la falta. El infractor ni siquiera protestó: su ingenuidad tiró a la basura 60 minutos de buen trabajo. El 17 tomó la pelota: Viera se arrastró al palo izquierdo, la pelota entró pidiendo permiso por la derecha. 1-0 y la historia de Nacional en Liga seguía tal cual.

Con el marcador en contra, Junior se fue al ataque sin tener más que buenas intenciones. Nacional, ahora sin la pelota, quedó encerrado en los primeros 30 metros y cuando salía de la presión perdía la pelota por errores no forzados. Irónicamente el empate de Junior no vino producto de esta presión. Junior atacaba con apenas dos hombres. Toda la zaga verde fue a cubrir la banda de Bocanegra. El pase juniorista fue al medio y Leonardo Pico, sin oposición, fusiló a Armani con un disparo alto y esquinado.

Corría el minuto 75 y la hinchada empezó a desesperarse. Las rechiflas se concentraban en Rodin Quiñones: acostumbrado a rendir en toda la cancha, salió a los 81' después de un partido que parecía pesadilla. Nacional encerró a su rival en su cancha pero perdía la pelota muy fácil, lo que generaba peligrosos contragolpes. El árbitro dio tres minutos de reposición y el gol de Junior parecía inminente. Sin embargo, una pérdida en mitad de cancha encontró la defensa visitante desarmada. Mateus Uribe se proyectó en velocidad por la derecha y tiró el centro rastrero. Como si fuera el pase de la muerte, Andrés Ibargüen llegó de atrás y sentenció.

El rugido del gol opacó el pitazo final del árbitro. "Maluco también es bueno", se dice popularmente. Nacional gana y parece encaminado al récord de puntos. Teniendo los resultados a su favor, Rueda busca reencontrarse ese fútbol vistoso y arrollador. Parte de esta labor será potenciar jugadores para buscar alternativas. 

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Sobre el autor
Sebastián Areiza Correa
Estudiante de Comunicación Audiovisual y Multimedial en la UdeA. Lo bonito del fútbol es que cada ocho días da revancha.