Los milagros se le acabaron a Atlético Nacional y se fue de la Copa Libertadores en fase de grupos. Es la peor campaña del cuadro 'verdolaga' en cuatro décadas y, hasta ahora, la peor campaña de un campeón defensor. Como cronistas es fácil analizar las causas y, si así se quiere, hacer leña del árbol caído. Como hinchas, se trata de una decepción de esas que hace muchos años no se vivían.

Es un secreto a voces que van a rodar cabezas a mitad de año. Por supuesto que no hay nada confirmado, más todavía cuando queda toda la fase decisiva de la Liga. Así mismo, sería bastante necio de parte de este sitio publicar cualquier lista basada en trinos y rumores. Muchas opiniones -la mía, incluso- coinciden en ciertos nombres, pero este no es el espacio para ventilar esos nombres. Lamentablemente, la labor de algunos mal llamados periodistas es esa: pescar con dinamita.

Atlético Nacional es un equipo que subió alto como palmera y acaba de caer como coco. Y la caída fue espectacular para propios y extraños, que esperaban que el campeón defensor fuera más aguerrido. Tal como ocurre en las grandes caídas, empieza el recuento de daños. Cuatro derrotas y una victoria dejan claro que todo lo que podía salir mal salió mal. Sin embargo, mientras los medios se empeñan en buscar a los reprobados del Nacional modelo 2017-1, casi nadie se ha dado a la tarea de buscar los pocos aprobados.

Franco Armani, en mi opinión, es el único jugador 'verdolaga' que va ganando el semestre. Tal vez sea exagerado el remoquete de mártir, sin embargo no le faltan razones. La historia de Armani parece sacada de una película de Martin Scorsese: auge y caída de un personaje extraordinario que nunca renunció a su forma de ser. La primera razón por la cual hace el papel de mártir es la desventaja respecto a sus otros diez compañeros. El arquero, por su naturaleza, no hace goles y esto lo priva del protagonismo. Y, por su misma naturaleza, está condenado a recibir goles si sus compañeros no lo apoyan. Si recibe demasiados goles, su rol en el campo se hace antagónico.

Claro, las atajadas en Argentina, Brasil y Ecuador fueron determinantes para ganar la Copa en 2016. Aunque la historia hable de Guerra, Borja y Berrío, el nacido en Casilda salvó al equipo en momentos puntuales y mantuvo al equipo en una posición ventajosa. Armani fue la presencia silenciosa que permitió que el resto se luciera. Tal vez el problema de este año fue ese mismo: depender única y exclusivamente de Armani. Sus achiques y voladas fueron iguales o mejores que en 2016, pero sus compañeros jamás aparecieron. Franco, tal vez el mejor arquero de la historia 'verdolaga', no podía hacer los goles que sus compañeros del ataque erraron. Armani, mandado al muere una y mil veces por su defensa en esta Copa, no tiene más que dos manos y dos piernas.

Otra razón por la cual Franco Armani es un mártir de la causa 'verdolaga', es el origen mismo de su historia en Nacional. Tras una carrera humilde en el ascenso argentino, fue 'sparring' del club paisa en Argentina y terminó siendo comprado por monedas. Durante año y medio fue la alternativa de Pezzuti y las pocas veces que le tocó saltar a la cancha salió silbado e insultado por un par de partidos flojos. Recién en 2013, tras la llegada de más arqueros y una rotura de ligamentos, Armani pudo consolidarse y demostrar su capacidad. En 2014 subió al trono de los ídolos verdes, a pesar de perder la final de la Sudamericana ante River Plate. En 2015 perdió la titularidad debido a un fuerte bajón de nivel. El Atanasio lo vio llorar después de un error grotesco ante Cúcuta Deportivo. La hinchada, contrario a sus primeros meses, le dio su respaldo. Y él supo retribuir con creces: en sus guantes estuvo la estrella 15 y la segunda Libertadores.

Caer eliminado en fase de grupos no es tan grave. Nacional no se quebró, desapareció ni se fue al descenso. Sin embargo, cada quien carga su cruz de acuerdo a las aspiraciones y expectativas que se plantea. Para algunos equipos, entrar a la Copa ya es un sueño cumplido. Para Nacional, la obligación es pelearla hasta el último suspiro. Por esa razón, la cara de desconsuelo de Franco Armani tras cada gol sufrido es la misma de todos los hinchas. Cada uno de sus 12 triunfos le costó lágrimas de sangre. Tal vez por eso Armani dice sentirse agradecido con Nacional. Tal vez por eso se empeña en salvar al equipo, casi de manera sobrehumana, así sus compañeros no lo respalden. Llegó por la puerta de atrás y, en caso de irse a final de semestre, se va como el jugador más ganador de la historia verde.