Si se toman en cuenta los momentos de ambos equipos, una victoria uruguaya era el resultado esperado. Chile venía de caer 4 a 1 con Argentina y su técnico Borghi es cuestionado por gran parte de su afición, producto de los malos resultados y de la constante comparación con su antecesor Bielsa. A eso se le sumaron problemas de indisciplina, ya que tomó la decisión de separar a 5 jugadores del plantel por llegar tarde y no estar “en condiciones óptimas de un profesional”, según declaró en conferencia de prensa. Tuvo que citar a otros de apuro y el clima era bastante tenso.

Uruguay, por otra parte, venía de empatar en un tanto por bando como visitante, en la hora y tras haber ido ganando todo el partido ante el siempre difícil Paraguay. Sin embargo, su favoritismo no era tan amplio. Dos de sus delanteros no podían jugar. Diego Forlán, balón de oro en el Mundial Sudáfrica 2010, el mejor jugador uruguayo de los últimos tiempos y muy difícil de reemplazar, estaba lesionado. Abel Hernández, quien era utilizado por el técnico Tabárez como primer alternativa al ataque, también. La duda era quién haría el “trabajo sucio” de conducción de Forlán para acompañar al goleador Luis Suárez. Pero no solo en la zona delantera lo quejaban las lesiones. Jorge Fucile, del Porto de Portugal, suplente natural del suspendido por acumulación de amarillas Maximiliano Pereira, sufrió una contractura muscular en el posterior y no estuvo en la lista de convocados. Ante estas circunstancias, Tabárez decidió citar a dos jugadores del medio local, Diego Rodríguez de Defensor Sporting y Emiliano Alfaro de Liverpool. El panorama no se presentaba fácil.

Pero el equipo pudo más. Sobran adjetivos para calificar la actuación de Luis Suárez, autor de los 4 goles que tuvo el partido. Imparable podría ser uno. Magistral podría ser otro. Extraordinario, quizás. Ninguno de ellos alcanzaría. Fue una pesadilla para la defensa chilena. Hace algunos días, el defensa trasandino Pablo Contreras había declarado a la radio uruguaya NuevoTiempo que “la única manera de marcar a Suárez es que no juegue”. Y tenía toda la razón.

La ausencia de Forlán casi no se notó. Tabárez se inclinó por Gastón Ramírez, de gran presente en el Bologna de Italia, como su sustituto natural. Se confiaba que su gran momento en su club fuera un respaldo grande para que, a través de su actuación, se catapultara como un posible sustituto futuro del ahora delantero del Inter de Milan. Menuda responsabilidad. A pesar que puso empeño y se esforzó, se lo notó sin decisión para tomar la pelota, tenerla, tocarla y convertirse en eje de circulación de fútbol como normalmente lo hace Forlán. Es difícil cargar con el peso de un ídolo a la espalda para cualquiera, y Ramírez no fue ajeno a eso. A pesar de ello, fue respaldado por un mediocampo y una defensa muy ordenados, con papel protagónico y polifuncional de Egidio Arévalo Ríos. Como declaró Sebastián Abreu, las individualidades potencian al equipo. Y viceversa.

Hace un tiempo, cuando a Ramón díaz le habían ofrecido a Moreno y Fabbianesi, preguntó si eran dos jugadores. Tal vez los chilenos se preguntaron lo mismo con Egidio Arévalo Ríos, figura del mediocampo celeste. Luego de algunos partidos jugando a nivel medio, volvíó a destacarse como lo hizo en el mundial. Marcó los tiempos, cuidó el balance defensivo, marcó sin cometer excesivos fouls y siempre salió con la pelota limpia para darle un pase al compañero mejor ubicado. Incluso, brindó la asistencia que terminó con el primer gol de Suárez. Partido completo del sanducero. Si no fuera por los 4 goles del jugador del Liverpool de Inglaterra, sería tapa de todos los diarios.

El que no está en su mejor momento con la selección es Edinson Cavani. A pesar de que pone mucho empeño, se lo nota peleado con el arco. Cada vez que la agarra le quiere pegar, sin importar si hay un compañero mejor ubicado. Incluso, en el cuarto gol, si no fuera porque le rebotó la pelota y le quedó servida a Suárez, iba a rematar. Se espera mucho más de él. Antes, Tabárez lo ponía en otra posición, por lo que se podía decir que no rendía por ello. Pero en este partido jugó en la misma posición que en el Napoli. Puede dar mucho más.

A pesar de que en el primer tiempo el partido fue parejo, Chile nada pudo hacer. En el segundo tiempo no tuvo respuesta y la defensa tuvo varios fallos. Cuando iba perdiendo dos a cero tuvo una tímida respuesta, concretando un gol que fuera anulado por posición adelantada. Con un nivel muy bajo en general, el que más quiso fue Gary Medel, que se retiró con los ojos visiblemente llorosos.

Uruguay, sin jugar un partido brillante, arrasó. La gente que colmó el Estadio Centenario a pesar de los altos precios de las entradas se llevó una alegría. Está primero e invicto con 7 puntos. Recién van tres fechas y no se pueden sacar conclusiones, pero si sigue jugando así, podrá clasificar al mundial sin sufrir, algo que no es común para “la celeste”.

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Sobre el autor
Juan Pablo Aguirre
Periodista. Conductor junto a Javier Pérez del programa "Menos que Nuestra Reputación" en "RadioPasillo" (www.radiopasillo.net). Futbolista y Basketbolista frustrado. Defensor de los goleros