Uruguay o tierra de fútbol. El país sudamericano es (en proporción a su tamaño) el mayor exportador de grandes jugadores y en cuya capital, Montevideo, cohabitan hasta 11 equipos en Primera División y otros dos recién descendidos. Entre todos ellos sería justo destacar por su repercusión a Peñarol y Nacional, seguidos por Defensor Sporting y Danubio.
El primero, fundado en 1891, tiene su origen en el barrio de mismo nombre, que tuvo su época dorada con el desarrollo de la industria ferroviaria  de cuyos colores se apropió. Chigghia (autor del gol que certificó el “Maracanazo”), Schiaffino (considerado por la IFFHS el mejor futbolista uruguayo de la historia) y Pablo Forlán (tres mundiales a sus espaldas) son algunos de los emblemas de unos “carboneros” que, pese a ser segundos en el último campeonato, son el club uruguayo más laureado de la historia.
Su máximo rival, Nacional, fue engendrado en 1899 por estudiantes locales hartos de la hegemonía inglesa en su país. Poseedor de la hinchada más caliente de Uruguay, cuentan con el apoyo de la barra brava mejor organizada de Primera División: “La banda del parque”. Los tricolores, actuales campeones, pueden presumir de haber visto defender su camiseta a Luis Suárez, Godín, Lugano o Muslera.
Por otro lado encontramos a un Defensor Sporting que, atendiendo a su clasificación histórica, consiguió un tercer puesto en el último torneo. Nacido en 1906 como “Defensor” gracias a unos trabajadores de una fábrica de vidrio, no sería hasta 1913 cuando se oficializaría su concurso como Defensor Football Club. Futbolistas con garra y carácter como Darío Silva, “El loco” Abreu, “El Ruso” Pérez o Martín Cáceres son algunos de los más importantes jugadores salidos de la cantera violeta.
De su principal adversario, Danubio, podemos hablar gracias a la ilusión por jugar de  un grupo de niños de la única escuela de alguna zona rural de Montevideo. Con 80 años desde su fundación, sobresale la gran calidad de unas categorías inferiores que vieron llegar al primer equipo a joyas como Zalayeta, “El Chino” Recoba o una de las actuales estrellas europeas: Edison Cavani. 
Gracias al trabajo labrado en su fructífera liga, los uruguayos pueden permitirse alardear de ser el país con más títulos internacionales del mundo, ya que en sus vitrinas brillan dos mundiales (entre ellos la primera edición disputada en 1930), quince Copas América, dos segundos puestos en sendos Juegos Olímpicos, y el único Mundialito a nivel de selecciones de 1981.
Tras un período de transición, poco a poco parecen volver por sus fueros, viéndose reflejada la mejora con el cuarto puesto en Sudáfrica y, sobre todo, con la consecución de la Copa América en 2011 en la que Forlán (máximo goleador y jugador con más partidos) y Suárez arrollaron a todo el que se puso por delante.
Con una plantilla en la que conviven ingenieros con obreros del balompié, un entrenador de garantías como Tabárez y confiando en un relevo generacional del que a priori no parece vaya a emerger ningún Francescoli, “La Celeste” debe seguir manteniendo la personalidad que le ha llevado a ser una referencia para muchos países sudamericanos.
Uruguay, país más pequeño de América Latina, comparte la pasión por el fútbol con el otro lado del río de La Plata. Con poco más de 3 millones de habitantes, el deporte rey es una religión en la que Montevideo se disfraza de Meca.

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Sobre el autor
Antonio Mohedano
Estudia Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Cordobés 101%.