Sin dudas, el presente de estas instituciones es totalmente distinto. Por un lado, el conjunto dirigido por Alfredo Arias se encuentra disputando la Copa Libertadores (debutó con triunfo ante Zamora de Venezuela) y había caído en la fecha inicial del torneo doméstico ante el Tanque Sisley. Por su parte, los “darseneros” habían sido goleados por Atenas como local y tenía intenciones de ganar el clásico para olvidar aquel traspié.

El encuentro comenzó a favor del visitante, gracias al buen desempeño mostrado por Fernando Gorriarán, que distribuyó la pelota de manera correcta hacia sus compañeros de ofensiva, quienes inquietaron la defensa “bohemia”. Mientras el local ejercía presión sobre sus rivales, el delantero Leonardo Rodriguez sorprendió a todos con un golazo de taco cuando transcurrían 43 minutos de la primera parte.

Para el segundo tiempo, el entrenador Arias hizo ingresar a Leandro Raymundez, para que le otorgue más efectividad a la hora de atacar. El equipo, por momentos, se desprendía más de sus rivales e intentaban llegar al área mediante pelotas paradas, centros o jugadas individuales, tanto es así que el portero de River, Gastón Oliveira, se convirtió en la figura del encuentro. Wanderers, tras la expulsión de Claudio Inella en el visitante, creció más y se decidió en ir a buscar el empate de cualquier manera, en el cual Juan Cruz Mascia lo desperdició en dos oportunidades.

Cuando el cronómetro del juego marcaba los 44 minutos del segundo tiempo, apareció el defensor “bohemio” Martín Galain convirtiendo de cabeza y decretando el 1-1 final.

El clásico fue aburrido por momentos pero cuando el primer gol llegó, el partido tomó otros rumbos. Fue empate en el clásico del Prado, y el punto no le sirve a ninguna de las dos instituciones, más a Wanderers que no mostró muchas ideas dentro del campo de juego y deberá mejorar para enfrentar a Boca Juniors el jueves en Buenos Aires por la Copa Libertadores.