Venezuela siempre ha estado marginado por ser el equipo del norte que no tiene grandes jugadores ni equipos de fútbol que sobresalgan en el continente, pero eso se acabó. Un irreverente dijo ¡basta ya! Y ese díscolo del fútbol no es otro que el Alejandro “Lobo” Guerra. Pieza clave con sus goles y su alto nivel de juego mostrado durante todo el torneo para un Atlético Nacional de Medellín que terminó como campeón de la máxima competencia continental de América en su parte sur.

Alejandro empezó, al igual que el equipo verde paisa, como toda una arrolladora en la primera fase en la que ganaron todos sus encuentros y en los que el ex Caracas FC jugó todos los encuentros como titular, además fue pieza vital para que los colombianos avanzaran como primeros de grupos y ganando los seis encuentros que disputaron del grupo 4.

En los octavos de final empezaría la figura del jugador venezolano a crecer más y más. Tras haber empatado el primer compromiso a ceros goles ante Huracán de Argentina en el segundo encuentro el equipo de Antioquía derrotó cuatro goles por dos y “lobito” marcó dos de los tantos que permitieron el pase al Nacional.

En la siguiente ronda ante Rosario Central, Guerra fue vital para una remontada espectacular del conjunto dirigido por Reinaldo Rueda. Atlético Nacional había perdido 1-0 el juego de ida y caía con el mismo marcador en la vuelta. Sin embargo, con mucho carácter, el elenco colombiano terminó derrotando 3-1 a los argentinos, con gol del venezolano incluido y con una pelea final tras la enervada celebración de los paisas.

En las semifinales su participación fue un poco más discreta por decisión de Rueda, pero en la gran final ante Independiente Del Valle todo fue distinto y jugó todos los 90’ minutos del partido de ida de la final, además entró de cambio en la vuelta para ser el cambio que necesitaba el partido y terminó llevándose la Copa Libertadores con su club.