Alejandro Carrasquel debutó en el Big Show un 23 de abril de 1939 lanzando para Los Nacionales de Washington. El Patón, tío además de nuestro Alfonso Chico Carrasquel, poseía una las rectas más potentes de todo el béisbol para ese momento y lograba engañar a los contrarios con facilidad, utilizando un magnífico envío de nudillos y una curva mortal. 

Su oportunidad en Major League Baseball, como la de muchos otros latinos, se originó debido al impacto de la Segunda Guerra Mundial, ya que el béisbol estadounidense quedó prácticamente vacío luego de que muchas de sus estrellas tuvieran que alistarse en las fuerzas armadas estadounidenses para ir a combatir en el conflicto bélico de más altas dimensiones hasta el momento

Esto, les abrió las puertas a muchos jugadores caribeños de gran calidad, lo que contribuyó a que no decayera el llamado mejor béisbol del mundo. En su debut contra Los Yankees de Nueva York, Carrasquel ponchó nada más y nada menos que a los legendarios Joe Dimaggio, Lou Gehrig y a Bill Dickey.

Luego de los largos y duros combates que mantenían al mundo en vilo, los Medias Blancas de Chicago compraron la ficha de Carrasquel a los Senadores, pero el Patón desechó el contrato para irse a la muy afamada Liga Mexicana de Béisbol.

En suelo azteca permaneció por tres años, hasta que el 1949 regresó a la Gran Carpa para lanzar en sólo tres encuentros con los patiblancos. En ocho temporadas en Grandes Ligas, Alejandro cosechó 252 ponches, 16 juegos salvados, 3.63 de efectividad y 30 juegos completos en 861 innings de labor

Con 57 años a cuestas, este caraqueño que vino al mundo casualmente un 24 de julio pero de 1912, partió del ámbito terrenal para ahora lanzar bajo las órdenes de Dios. Un fuerte cuadro de diabetes lo azotó durante sus últimos años, debilitando en gran medida su salud y confinándolo al descanso eterno.

En Venezuela, El Patón defendió las camisetas de Cervecería Caracas, Navegantes del Magallanes y Gavilanes de Maracaibo. Luego de su retiro como jugador activo en 1949, se dedicó a entrenar peloteros del béisbol menor y a colaborar con algunas incipientes academias de este deporte, con la idea de exportar jugadores hasta ligas más sofisticadas. En 1971, fue exaltado al Salón de la Fama del deporte venezolano.