Tocar la bola es un arte, el bateador en turno debe ir metalizado en lo que va a hacer, debe identificar para que lado del cuadro va a dirigir su toque, debe tomar en cuenta la velocidad del o los corredores en base y analizar las características de los fildeadores.

En la actualidad, se ve cada vez menos el toque de bola, la nueva manera de manejar se basa en ganar a batazos, pero tratar de ganar los juegos así tiene una explicación basada en estadísticas y el resultado es contundente. Al examinar el Run Expectation (posibilidad de carrera) encontramos que es más alto con corredor en primera sin out que con corredor en segunda y un out pero aún hay más.

Al ver el Win Expectancies in late-inning situations (posibilidad de victoria en las ultimas entradas) analizada desde 2002 por el sabermétrico, Tom Tango, encontramos que un equipo que pierde por una al fondo del noveno tiene más posibilidades de ganar con corredor en primera sin out que con corredor en segunda y un out. Y a esa estadística hay que agregarle que MLB genera tendencia en todo el mundo y la manera de manejar en  Grandes Ligas es imitada en todo el planeta.

Bill James, quien es considerado el padre de la sabermetría, es uno de los principales “culpables” de la cacería que sufre el toque de sacrificio ya que se ejecuta cada vez menos aún en momentos cuando en antaño era obvia realizarlo.

Está claro que el manager dirige a su equipo de acuerdo a las características del mismo y a la situación que impera en ese momento en el  partido, pero hoy en día la mayoría de los managers piensan que tocar la bola es regalar un out.

La nueva generación de manejadores se anotó un punto a su favor ya que la estadística es inapelable, sin embargo, en lo personal soy de esos románticos que gustan de ver una jugada como esa ya que se requiere de mucha habilidad para ejecutarla.

¿Tocar o no tocar la bola?