El Video Asistente del Árbitro (VAR, por sus siglas en inglés) está cambiando la forma de ver y, sobre todo, celebrar los goles en los partidos de la Copa Confederaciones.

Se está haciendo común que los jugadores, público y hasta narradores corten el momento de adrenalina y alegría que da anotar un gol debido a que alguien que está viendo el partido desde las pantallas de televisión (como usted, como yo) tiene duda sobre la legalidad del tanto. Por ello, no importa que el anotador ya haya abrazado a medio mundo, gritado con la afición o llevarse de frente a su técnico; si los de arriba del estadio deciden que se tiene que revisar y posiblemente anular, se friega.

¿Le da mayor legitimidad al partido? Claro, es indudable, por ejemplo, que el tanto anulado de Héctor Moreno contra Rusia fue tomando ventaja de su posición adelantada; misma que ni el árbitro central ni el asistente marcó en su momento y que sin el VAR se tomaría una mayor ventaja, injustamente.

Pero sigo pensado que el VAR tiene un gran defecto: es “leído” por humanos. A pesar de que la tecnología ha avanzado cada vez más es indudable que el ojo humano es imperfecto como sí lo puede ser la tecnología. En mi particular punto de vista, el arbitraje nunca será perfecto hasta que se invente la manera en que el fuera de lugar sea marcado por medio de la tecnología automáticamente y sin necesidad del humano. Un día, la vestimenta deberá tener los chips necesarios para que se marque en líneas imaginarias la posición adelantada. El balón tendrá los microprocesadores suficientes para dictaminar un gol cuando la pelota rebase por completo la línea de cal, sin necesidad de la repetición; y es que el ritmo del futbol lo exige así.

El VAR quita ese tiempo el cual el futbol no tiene. Los deportes como beisbol, basquetbol, voleibol, tenis, son por naturaleza pausados, con tiempos fuera o cambios de set premeditados conforme a las reglas de juego. El futbol no tiene esas pausa naturales.

Y no tiene esas pausas naturales porque esta disciplina no está hecha para descansar tanto tiempo. En un partido oficial son tres cambios nada más y se supone que al minuto 90 se agregan 30 segundos por cambio, para compensar lo perdido. El balompié es continuo, no da espacios para revisar jugadas, rompes el ritmo, rompes la concentración de los equipos y frustra el momento del gol que ningún árbitro logró percibir.

No estoy en contra del VAR, sino a favor de que sea más rápido, que la decisión de revisar una jugada sea casi inmediato a la duda de su legitimidad; no obstante, mientras sea interpretado por humanos, también es proclive al error.

Botepronto

México jugará sí o sí cinco partidos en Copa Confederaciones, y eso ya es mucho para una selección que según algunos juega feo pero que obtiene resultados.

Préndela así, de volea.

 

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Sobre el autor
Aser Oropeza
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