La samba, las caipirinhas, la feijoada, todo peligra. Brasil 2014 tambalea en el limbo tricolor. Las carteras de patrocinadores y de la propia Femexfut comienzan a desangrarse. 
 
Un claro error de Corona aunado a una terrible falla propiciada por Diego Reyes generaron que México se encuentre situado en la cuarta plaza en búsqueda del repechaje. 
 
Todos los índices, anulares y pulgares señalan hacia la cúpula más alta de la Selección nacional. Fuera Chepo, qué haces Justino, lárgate Iñarritú, son recurrentes señalamientos por parte de la afición y periodistas. 
 
Pero yo les pregunto: ¿no somos los primeros en minimizar a los rivales de CONCACAF? 
 
¿Acaso no colocamos automáticamente al Tri en el siguiente mundial momentos después de caer en el cuarto partido? 
 
La idiosincrasia mexicana no solo representa un grave problema para el futbol sino para el desarrollo de nuestro país. 
 
Aseguro que las millones de personas que dejaron la garganta en la descolgada de Giovani que finalizó en la anotación de Oribe quieren y mucho al país, pero es tiempo de canalizar esa pasión y cariño hacia la autocrítica. 
 
Reconozcamos nuestros defectos y errores como aficionados. Exijamos cuando el silbato del nazareno haya pitado el final, más no cuando el balón sigue rodando.
 
Ocultar la realidad solamente nos perjudica. Sí, la culpa es tuya Chepo, también de ustedes directivos al igual que de los tricolores que se dieron por vencidos pero reconozcamos, por una sola vez, que así como nos colgamos la medalla en Londres, la dolorosa derrota de esta noche ante Honduras es de todos.