La Selección Mexicana de Futbol está envuelta en una de las peores crisis de la historia, y aun así está a 180 minutos de conseguir el pase a su sexta Copa del Mundo de manera consecutiva. ¿Por qué? Gracias al benévolo sistema de competencia de la CONCACAF auspiciada por el reparto de cupos que hace la FIFA. 

De las 20 selecciones nacionales clasificadas a Brasil 2014, Honduras es la que menor porcentaje de efectividad necesitó para conseguirlo, apenas el 50 % después de ganar 15 puntos de los 30 disponibles en el hexagonal final de la CONCACAF. Mientras, en la UEFA, Alemania y Holanda tuvieron el 93 % de los puntos disputados perdiendo apenas dos, es decir, empataron un partido y los demás, puras victorias. Inglaterra, el peor de la UEFA en cuanto a efectividad, tiene el mismo 73 % que los Estados Unidos, el mejor de la CONCACAF en el mismo apartado.

Hablando de la repesca, Nueva Zelanda obtuvo el 100 % de los puntos que disputó, siendo la selección con mayor efectividad que se presenta en esta instancia, y se enfrentará a México que es la selección, de las que pueden acudir a Brasil 2014, que menor efectividad tiene, un ridículo 37 %.

Esto habla, claramente, de la nula exigencia que supone una eliminatoria mundialista en esta zona, nuestra zona. Tenemos al equipo con peor porcentaje de los que tienen el boleto directo y también de los que pelean la repesca. No hay una forma lógica de explicar por qué se le dan tres boletos y medio a la zona cuyos equipos peor la representan en fases finales de Copas del Mundo. 

Este problema viene no sólo de las eliminatorias sino de nuestra propia liga, donde un equipo que hace un 49 % de los puntos disputados (Tigres) tiene la misma probabilidad de ser campeón que aquel que consigue el 73 % (América). Si no se le da la justa medida a la constancia se obtiene como resultado que los equipos -y por ende el futbolista- piense en calificar, aunque sea en último lugar, y ya después hacer las cosas de la mejor manera para salvar una temporada mediocre. 

El día que el futbolista mexicano -y el futbol mexicano en su totalidad- aprenda a ponerse metas más altas será cuando vendrán los mejores resultados. Olvidarse de "la meta es clasificar a la liguilla" y pensar en "la meta es ser líder general" u olvidarse de "la meta es ir al mundial" y pensar en "la meta es ganar el hexagonal", ese será el día en el que nuestro futbol dé el paso definitivo hacia la consagración que debería poder conseguir según su infraestructura, economía y población. 

*Porcentajes de efectividad de las distintas selecciones con oportunidad de acudir a Brasil 2014.

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Sobre el autor
Ricardo Galindo Domínguez
Del 93 como el debut de Ronaldo, la República Checa, I Will Always Love You de Whitney Houston y la toma de posesión de Bill Clinton. Amante del deporte y el pensamiento, adicto a la música -británica-, gallagherista y turnerista.