Desde hace un tiempo en el fútbol mexicano los equipos del norte del país venían tomando los primeros puestos en la clasificación general, dejando atrás a los capitalinos y qué decir de los llamados “cuatro grandes”, pero para la mala fortuna de algunos y la buena de muchos, las últimas dos campañas no han favorecido a los norteños y para muestra tenemos el inicio del Clausura 2014 de las escuadras regias de Tigres y Rayados.

El Clásico Regiomontano, el cual se ha convertido en toda una tradición debido a las grandes masas que atrae más lo que se vive dentro del terreno de juego y lo que se vive en la tribuna, un encuentro que paraliza a la ciudad entera por 90 minutos, aunque es evidente que para este encuentro ambos conjuntos llegan muy por debajo del nivel que se esperaba que tuvieran ya que tienen en sus filas buenos jugadores que sin duda podría ser que en este juego den sorpresas.

La semana previa al encuentro es común ver las declaraciones que emiten jugadores y directivos, unas polémicas y otras un poco más centradas, sin embargo para el aficionado donde deben de hablar es en la cancha, brindarle un rato agradable a sus fieles aficiones, a quienes no les importa como anden siempre están ahí para apoyarlos, con estadios llenos cada que juegan de local, agotan las playeras en cuestión de horas y ni que decir de los abonos.

Es de realistas ver la actualidad de cada equipo de cara al duelo, Monterrey recibirá a un Tigres sotanero mientras la Pandilla se mantiene en los primeros lugares aunque con irregularidades en su andar, el arranque de ambos da un panorama poco halagador careciendo de razones para pensar que será un duelo atractivo. Sumado al mal arranque, vienen las ausencias de algunos futbolistas ya sea por lesiones o suspensiones, el descontento de las aficiones con los técnicos y con las decisiones de las directivas.

Lejos de todo esto como mencionaba, para el aficionado de uno u otro conjunto este partido no es uno más, donde parece solo ganar o perder tres puntos para toda la hinchada es jugarse el orgullo, si por algo son conocidas dichas aficiones es por la pasión que demuestran, siempre alentando en las tribunas con canticos, porras y las altas expectativas de ver salir triunfante al equipo que apoyan sobre el odiado rival.

La pasión por un equipo esa que nos heredan desde pequeños, aquella que se va transmitiendo generación tras generación, es común ver en el estadio familias apoyando en las gradas, todo esto es lo que mueve lo que para muchas personas solo puede ser un partido más. Hay aquellos que se apasionan de más y ven esto más allá de lo deportivo esperemos en esta edición 102 las pasiones no se desborden y allá orden, un clásico se vive intensamente, con alegrías, un sinfín de sentimientos pero nunca debe propiciar a la violencia, al fin y acabo es una fiesta que se debe de disfrutar.

Esta podría ser la última vez que estos equipos se vean la cara en el Estadio Tecnológico, marcando así el adiós de los Clásicos Regios de este inmueble, Tigres y Rayados tienen dos de las mejores aficiones del país, quienes aun pagando los precios más altos están ahí cada fin de semana, que si el clima no es apto, no importa ellos están ahí, sin duda alguna merecen recibir un encuentro atractivo, ojala los jugadores hicieran lo que ellos siempre hacen fuera de la cancha, dejar el alma en cada canto y en cada porra, ya solo resta esperar y que gane el mejor o ¿el menos peor?.

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Sobre el autor
Tanya   Arzola
El fútbol, mi pasión de por vida, egresada de Periodismo, Comunicóloga.