El peor final, el más cruel. Creería que fue sacado de la historia más vil y sádica de un escritor al cual le gusta maltratar y dañar a sus protagonistas. Así de cruel puede llegar a ser el futbol. Es lo bello de esto, mientras aquí caímos del cielo al suelo en menos de 5 minutos, en Holanda la felicidad fue máxima; las dos caras de la moneda.

Pero este Mundial está lejos de un fracaso mexicano; se hizo historia por que un grupo de mexicanos que fueron a Brasil como víctimas, criticados por todos y con pinta de realizar el peor mundial de la historia, nos hicieron creer que México puede, que México tiene calidad, que México compite, que México tiene potencial.

Vimos como un Héctor Herrera se volvió el líder en mediocampo y nos deja con la ilusión de que en 4 años será uno de los líderes de la selección; un Ochoa, que a pesar de las críticas, demostró porque es de calidad europea y calló muchas bocas; un Gallito Vázquez, que a pesar de su novatez internacional, movió los hilos de la media cancha como un maestro; el gran Capitán, el eterno Capitán, el mejor mexicano en la historia, Rafael Márquez hizo ver que la calidad no yace en la edad, si no en la habilidad mental, aunque lo más triste es saber que esta fue su última participación mundialista.

El golpe es brutal, es una cachetada impresionante de la cual levantarse será complicado. La derrota de hoy dejó a un país plenamente futbolero totalmente noqueado y caído en su realidad. Lo único que se ganó hoy fue respeto, dignidad, nombre; lastimosamente, con eso no se ganan títulos ni partidos.

Dice Jorge Valdano en su libro 'Los 11 poderes del líder': "Todo gran propósito debe llevar una esperanza dentro, porque la ilusión es el mejor energético."

Todo gran propósito debe llevar una esperanza dentro, porque la ilusión es el mejor energético.

Y esa fue quizá el arma más poderosa de México durante el Mundial, la ilusión. Porque un técnico criticado les dijo que ellos podían, que ellos tenían con que competirle a potencias mundiales, que ellos podían hacer que 120 millones de mexicanos nos paralizáramos para ver cómo a pesar de las acuchilladas arbitrales le ganamos a Camerún; vibráramos con la sublime actuación de Guillermo Ochoa ante Brasil; nos llenáramos de euforia tras callar a los croatas con una victoria de categoría digna de Copa del Mundo; y que finalmente, por 87 minutos, acariciamos la gloria del tan ansiado y deseado quinto partido. Porque su técnico fue el líder que tanto necesitaba México.

Este plantel está pensado no solo para este Mundial si no viendo la posibilidad de que el 70% se mantenga hasta Rusia, y aunque es difícil, pienso que la calidad está en el equipo, y con un buen proceso mundialista, uno estable, donde se deje trabajar plenamente a Miguel Herrera, la Selección Mexicana podría dejar de ser un equipo 'que da sustos' a un equipo que compita y sea contendiente al título.

Pero para esto hay que dejar de buscar culpables externos a México. No culpen al arbitraje, que aunque influye, la realidad es que nos vamos otra vez por hacer lo que no se debe en un Mundial, traicionar tu estilo de juego, cambiar tu esencia, dejar a un lado lo que te llevó a esa instancia. Ese gol no entra si te decides a defender con la pelota, a tenerla lejos del marco de Ochoa; ese penal no lo marcan si no se acercan al área. El error de Miguel Herrera fue notorio y eso hay que reconocerlo. Cuando volteas al otro lado, ves que Van Gaal hizo sus movimientos hombre por hombre, nunca modificó su línea, su formación, su estilo; como bien dicen, el se estaba muriendo con la suya, al grado de cuando parecía aventar toda la carne al asador al meter a Huntelaar, para sorpresa de todos, sacó a su capitán, Van Persie, algo notoriamente extraño pero que al final le dio frutos.

El Mundial se acabó para México, otra vez en Octavos, otra vez en el cuarto partido, otra vez fuimos el ‘ya merito’, otra vez sucedió una tragedia, otra vez nos quedamos cerca, otra vez nos toca llorar, otra vez nos toca sufrir, otra vez nos queda esperar cuatro años más, otra vez usaremos el ‘jugamos como nunca y perdimos como siempre’, otra vez México quedó eliminado.

Y como lo dije al principio, es un golpe duro, muy cruel, incluso con tintes de masacre, pero esos golpes, son los que ayudan a levantarse con más fuerza. Y si nos levantamos de los penales del 94, del gol al final de Bierhoff en el 98, de la eliminación ante Estados Unidos en 2002, del golazo de Maxi Rodríguez en 2006 y del error garrafal de Osorio en 2010, nos podemos levantar de la ‘Catástrofe en Fortaleza’.

México quiso, México pudo, México lo acarició, México lo dejo ir y México esperará a Rusia 2018 para buscar hacer historia, buscar 'El maldito quinto partido’.