Cruz Azul, equipo legendario del futbol mexicano, ese que denotaba fortaleza y pasión por sus colores en la época de los 70's, mostrándose como un equipo poderoso en todas sus líneas y que además, contó con la innovación de un técnico mexicano que revolucionó nuestro balompie como lo es Don Nacho Trelles; ese equipo tenía pasión por la victoria.

La actualidad de La Máquina nos refiere un club presionado, tenso, nublado y nervioso, capaz de generar la ilusión más grande en su fiel nación y posteriormente entregar la más dura desilusión; correspondiente o no a las formas y desempeños mostrados en una cancha de futbol, la deuda es enorme a lo que un celeste aguarda, desea, añora.

Posiciones, todas distintas; líder general o colero, con o sin gol, Cruz Azul ha probado y mostrado casi todos los escenarios posibles a su enorme y plausible afición, esa que superó lo criticable del amor incondicional sin exigir y que ahora simple y sencillamente se puede definir en una sola palabra: masoquista.

¿Cómo llegar al masoquismo?

Nombres como los de MarínBustosGuzmanLópez Salgado y Quintano, le comenzaron a dar sentido y forma a una institución que nació grande, exhibiendo la pasión por el juego y deseo por trascender que dejó marcado a más de seguidor de este deporte y que a pesar de los nombres como MaranhaoBiancucciConceicaoVigneri y algunos otros más en una lista que luce interminable, Cruz Azul se mantiene como uno de los equipos referentes y protagonistas del futbol nacional; la vigencia radica en cada uno de los azules que acompaña siempre, esa misma vigencia que no tiene razón de ser, luego de 17 años sin gloria, sin la inconformidad por la derrota.

Los futbolistas cementeros deben saberse cobijados por miles de fieles seguidores que, desesperados, exigen cada partido unica y exclusivamente una cosa, esa por la que este equipo se forjó gracias a la entrega de futbolistas que aspiraban a lo máximo y lo consiguieron: respeto propio.