En 1974, la euforia del Mundial organizado en México apenas se estaba diluyendo y entre los muchos sucesos que marcaron esa década hubo dos en particular del que pocos esperaban grandes cosas. Dos jóvenes prometedores debutaban con el América en ese año, dos históricos en el balompié azteca.

Nació el Capitán Furia

Como cualquier jovencito más, con sueños de ser futbolista profesional, Alfredo Tena llegó a las filas del Club América en el inicio de la década de los 70’s. Su complexión delgada y su apariencia hacían pensar a más de uno que como zaguero central no podría con el paquete.

Cuál sería la sorpresa que cuatro años después, apenas a sus 17 años, llegaría su debut en un partido importante, digno de su inicio. El defensa Luis Barberena terminó lesionado de cara al duelo de Campeón de Campeones entre el campeón de copa, América, y el campeón de liga, Cruz Azul.

Por tal razón José Antonio Roca decidió darle su primera oportunidad a un joven que llevaba cuatro años en la institución azulcrema, formándose como futbolista. Desafortunadamente para Tena, la derrota ante Cruz Azul empañó un poco su debut, pero terminó siendo determinante a futuro, pues la experiencia le sirvió para consolidarse más rápido.

Seis títulos de liga y dos Copas Interamericanas, son sólo reconocimientos grupales que no opacan para nada su calidad como defensor central, donde su carácter le hizo ganarse el apodo del ‘Capitán Furia’. Nunca demostró más amor por algo que no fueran los colores azulcremas.

El gafete de capitán se lo ganó a pulso y lo defendió como tal. Fue un líder de los que pocas veces ha visto nacer el futbol mexicano. Incluso, en la Selección Nacional su personalidad imponía frente a los rivales.

Cristo llegó al mismo tiempo

Cristóbal Ortega y Alfredo Tena no solo comparten el mismo año de debut. Ambos debutaron en duelos importantes. Su debut en octubre de 1974 llegó en la final de copa ante Ciudad Madero y apenas tres días después debutó en liga ante Chivas, como si el destino le indicara que la grandeza lo esperaba.

A Ortega lo tentaron los grandes, pues sus grandes cualidades para manejar los hilos del medio campo generaron interés en Pumas y Cruz Azul, pero su gran amor a la camiseta azulcrema lo llevó a convertirse en, nada más y nada menos, el jugador americanista con más partidos en la historia de la institución, un total de 711.

Festejó junto a Alfredo Tena los mismos títulos y se consolidó gracias a una característica que a pocos jugadores se les puede ver hoy en día, la disposición. Ortega inició como extremo derecho pero tuvo que ser cambiado debido a que un brasileño más habilidoso llamado Batata le quitó su lugar, lo cual lo convirtió por obligación en contención, algo que a él en un principio no le gustaba.

Pero terminó aceptando su rol y aprendiendo de Carlos Reinoso para poder adueñarse de un puesto titular que defendió por centenares de partidos.

La consolidación ante el odiado rival

Hubo grandes momentos que destacar en la carrera de ambos, pero si hubo uno clave para ambos y para algunos más fue que, después de una década como Águilas, disputaron y ganaron aquella final ante Chivas donde la épica cámara húngara marco un antes y un después en la rivalidad ante los tapatíos.

Sus presentes, no tan alejado de las canchas

Alfredo Tena y Cristóbal Ortega se mantuvieron cerca de las canchas. Ambos como directores técnicos y aunque el currículo del ‘Capitán Furia’ es más nutrido, Ortega se ha ido haciendo de un nombre entre los técnicos en el futbol mexicano.

Tena ya ha tenido la oportunidad de dirigir al América y aunque sus gestiones no han sido tan exitosas como lo fue su etapa como jugador, sigue imponiendo en los entrenamientos por su carácter y su experiencia.

Por su parte Ortega, quien ya fue campeón de ascenso y ahora busca formar una dupla como la que en su momento existió con Carlos Reinoso como jugador y técnico respectivamente, el denominado mejor jugador mexicano en la historia del América mantiene ese carácter tranquilo y pasivo que se le conoce desde hace décadas.

A Ortega aún no le llega la oportunidad de regresar a Coapa como director técnico, pero podría suceder pronto, porque como se mencionó al principio, si algo le hace falta al América es forjar ídolos y figuras, algo que Cristóbal podría realizar en el club donde disputó más de 700 partidos.