Todo estaba puesto, más que planteado para que esta semana, en el duelo contra Tigres, en el debut de Juan Antonio Pizzi ante su gente, el primer triunfo de la temporada para León se diera; ante un rival que desde mucho antes ya venía en desventaja por la baja de cinco de sus jugadores.

La ciudad, como siempre era un festín. Banderas, caras 'pintas' y sobre todo playeras verdes y esperanzas renovadas acompañaban al colorido de la Feria de León, para tratar de transmitir su apoyo a su equipo que tenía enfrente a un rival con un viejo conocido entre sus filas: Darío Burbano.

Eran las ocho en punto de la noche y los equipos saltaron a la cancha, en medio de un merecido homenaje por parte de la afición a Mauro Boselli, por su título de goleo. Los fuegos pirotécnicos de a lado hacían compañía al canto de la afición en la hora de verdad para León y Tigres, la hora de conseguir sus primeros tres puntos.

Ricardo Arellano Nieves dio el pitazo inicial, apenas dando las ocho y seis para que luego de dos meses, el balón rodara en el Nou Camp durante un partido oficial.

La Fiera mostró ganas, sobre todo por el lado izquierdo de Marcos Caicedo, durante el inicio del encuentro. Logró encontrar rápidamente muchos espacios por ese lado, pero el panorama ya venía gris, oscuro y cegaba de fútbol a los jugadores locales.

La situación venía mal, pocas jugadas vistosas y mucha desconcentración se notaba entre los hombres de verde; a contraparte de Tigres, quien mostraba algunos tintes de solidez y por momentos comenzaba a desplegar el característico estilo de juego del 'Tuca' Ferreti, pero que al igual que a su rival, no les era útil para acercarse al área rival en numerosas ocasiones.

El medio tiempo llegó, entre un amargo sabor de boca, no por la cerveza, sino por el infumable partido que ofrecieron los equipos, aunque con todo y eso el equipo que más había sufrido era León, por las acciones en contra de peligro que fueron salvadas por su arquero, William Yarbrough y también por la salida por lesión de Marcos Caicedo, momento que para muchos, fue clave en el cotejo.

Se vino la parte complementaria y la balanza, por momentos se comenzaba a inclinar ligeramente a favor de los Esmeraldas, gracias a algunos disparos de Elías Hernández a puerta, aunque no dejaba de lado el triste nivel que se notaba.

Ni Carlos Peña, ni mucho menos Yámilson Rivera, quien había entrado en el primer tiempo lograban pasar la muralla amarilla que se encontraba en la última línea del conjunto de Ferreti, denotando así la falta de creatividad que tiene León al atacar, ahora en comando por Pizzi.

Pero los verdiblancos fallaban y los regiomontanos aprovecharon para atacar por el punto más débil que tiene León en estos momentos: la defensa. Un error en la marcación, durante el cobro de un tiro de esquina, fue la vía para que Tigres se fuera al frente mediante un cabezazo de José Rivas en los límites del área chica y con ello, comenzara a hundir a Juan Antonio Pizzi en la penumbra de su segunda derrota.

Tras el gol las emociones aumentaron y el dramatismo por ende, llegó. La entrada de Miguel Sabah al campo tuvo un visto bueno de cierta parte del público, aunque tampoco fue la solución para el ex-bicampeón de México.

Por si fuera poco, León terminó el partido con un jugador más lesionado; se trata de Jonathan Bottinelli, quien salió de cambio con un fuerte dolor en la rodilla que le impidió seguir.

A final de cuentas, la victoria de Tigres se consumó y a Juan Antonio Pizzi la impotencia y la tristeza lo invade, aún quedándole un pequeño grado de optimismo, sabiendo que apenas es jornada 2 y todavía hay tiempo por delante.