Al sur de la Ciudad de México se respiraba un ambiente diferente. Era una tarde peculiar, llena de gratos y emotivos recuerdos, aunque solamente para una afición, un club. América y Tigres volvían a reencontrarse 48 días después en el mismo sitio donde una institución se bañó y alcanzó la gloria, mientras que el otro bando vivió 90 minutos de pesadilla. Ahora, el destino los reunió pero teniendo un panorama completamente distinto; sólo estarían tres unidades en disputa, sin embargo, representaría gasolina para ambos clubes por las condiciones en las que arribaron a dicho compromiso. Urgidos de puntos.

Gustavo Matosas mandó una oncena titular con un par de modificaciones, una obligada y la otra por decisión propia. Ventura Alvarado suplió al sancionado Pablo Aguilar, quien cumplía con su inhabilitación tras haber sido expulsado una semana atrás ante Puebla. El segundo cambio y menos contemplado fue la exclusión de Michael Arroyo para cederle su lugar a Osvaldo Martínez, formando un 4-2-2 puro sobre el terreno de juego, el cual, resultaría benéfico en todos los aspectos. Por su parte, Ricardo Ferreti prefirió ganar presencia en mediocampo arrojando un tridente de garra y lucha conformado por Egidio Arévalo, Jesús Dueñas y Guido Pizarro, dejando en ataque la misma cantidad hombres: Joffre Guerrón, Darío Burbano y Darío Carreño serían los responsables de poner en predicamentos a la zona de seguridad americanista.

Tigres no derrota al América en el Azteca desde el Clausura 2013

El Coloso de Santa Úrsula se vistió de gala para recibir a los dos mejores equipos del campeonato pasado, mismos que tratarían de imponerse en medio de una típica tarde de invierno. De principio, las gradas del Estadio Azteca lucían semi-pobladas, con demasiados huecos en varios sectores. Los 22 protagonistas saltaron al tapete verde del monstruo ubicado en la Calzada de Tlalpan; Rubens Sambueza y Egidio Arévalo al frente de cada tripulación. Las Águilas con su tradicional y elegante indumentaria en color crema, los felinos con un pelaje completamente de azul. El capitán tigre salió avante en la primera batalla; Arévalo ganó el volado y obligó a los emplumados a atacar en la primera mitad rumbo a la dirección norte, lado favorito para cerrar los encuentros del cuadro azulcrema.

Respetando el organigrama, a la hora estipulada Miguel Ángel Chacón hizo sonar su silbato que dictaminó el inicio del partido. Desde el arranque América fijó el tono y lanzó un recado que hacía imaginar el probable desenlace del cotejo, puesto que únicamente bastaron 240 segundos para que los locales arrojaran el primer aviso mediante un disparo de Osvaldo Martínez que se marchó a penas por encima del travesaño.

(Foto: Club América)

Instantes después, Oribe Peralta desaprovechó una inmejorable opción para hacer estallar de júbilo al respetable. Darwin Quintero filtró dejando al atacante completamente sólo frente a Nahuel Guzmán, pero el lagunero no logró definir como habitualmente lo suele hacer y envió su remate por un costado de la cabaña universitaria, ahogando el grito de gol y privándole la felicidad al fanático águila. Tigres se acercó con ligero peligro al marco rival por conducto de Darío Burbano; el habilidoso jugador sacó un centro por la pradera izquierda que terminó pasando muy cerca de la cueva resguardada por Moisés Muñoz, quien vio cómo la pelota se marchó fuera.

Los minutos posteriores sirvieron para que ambos conjuntos pudieran asentarse sobre el rectángulo de juego e ir preparando sus embestidas, por lo que transcurrieron 10 minutos para que Jesús Dueñas probara de larga distancia con un tiro muy elevado. La réplica de los capitalinos se presentó 60 segundos más tarde; Rubens Sambueza realizó un cambio de juego que recibió Darwin Quintero, el colombiano se quitó la marca de un defensor y disparó de pierna zurda pero el cuero pasó a centímetros del metal derecho. Era un indicio de lo que ocurriría.

Benedetto puso fin a más de 220 minutos sin gol

Al minuto 20 llegó el invitado especial. América aprovechó un doble error; Nahuel Guzmán y Guido Pizarro unieron sus fallos para propiciar el primer y único tanto del encuentro. Osvaldo Martínez sacó ventaja del descuido visitante y robó la redonda para descargarla a Darwin Quintero, quien cedió el esférico por las alturas para que Darío Benedetto se beneficiara del mal posicionamiento del guardameta argentino y rematara con la cabeza al poste más lejano. Guzmán recorrió su portería pero el esfuerzo fue insuficiente, la pelota acarició la red auriazul y los emplumados se pusieron arriba en el registrador.

La tónica del encuentro no cambió en demasía; la escuadra norteña presentó severas dificultades para conseguir herir al ave, inclusive, los cremas dejaron ir la segunda anotación mediante los botines del camisa 9. El Pipa se negó a marcar su primer doblete como americanista, luego de que recibiera un pase de Oribe Peralta y no supiera definir correctamente ejecutando su remate a un costado de la portería adversaria. América tuvo una primera mitad sin complicaciones ante unos Tigres inapetentes y faltos de ideas de mediocampo hacia adelante.

El guardavallas amarillo, Moisés Muñoz, vivió sus 45 minutos más tranquilos del torneo, puesto que no fue exigido por la ofensiva universitaria, cuya trató de pisar el área enemiga y generar sus oportunidades recargando el juego por las bandas. Un arribo de Miguel Samudio que finalizó con un disparo raso que fue bien tapado por el arquero sudamericano significó la última acción de peligro en la primera mitad.

Una característica de este renovado América es que inicia o reanuda las acciones de manera vibrante, y frente a los Tigres no fue la excepción. Recién empezado el complemento, Darío Benedetto habilitó de lujo a Darwin Quintero para que este se enfilara a la cabaña auriazul; el casaca 3 quedó mano a mano con Nahuel Guzmán, quien impidió la segunda diana americanista con una extraordinaria atajada luego del remate con parte externa que salió del tachón derecho del refuerzo emplumado.

El Tuca no perdió más tiempo y al 49’ de tiempo corrido le dio entrada a Damián Álvarez y Rafael Sobis, jugadores que ocuparon los puestos de Iván Estrada y Darío Carreño, alterando su parado táctico a un 4-2-2-2. No obstante, su renovada oncena dio frutos hasta el minuto 58’ cuando en una descolgada por el sector derecho, Joffre Guerrón culminó una jugada individual disparando con fiereza pero Muñoz rechazó adecuadamente el que representó la primera exigencia del encuentro.

La propuesta agresiva de América cambió en la segunda mitad y se basó en procurar conservar la ventaja pero tratando de aumentar el tanteador en base a velocidad -contragolpes-. La entrada de Michael Arroyo por Darío Benedetto al 64' describe lo anterior, quien modificó su 4-4-2 a un 4-3-3. Solamente cuatro minutos después, Darío Burbano tuvo la igualada en un rechazo de la zaga local que terminó recogiendo el cafetero dentro del área, pero su remate con pierna zurda fue deficiente y voló el cuero. Matosas buscó refrescar su mediacancha con Moisés Velasco, quien reemplazó a Osvaldo Martínez.

Un superhéroe con guantes

Los últimos 20 minutos del enfrentamiento se tornaron intensos y trabados, prueba de ello, las amonestaciones que vieron Jorge Torres Nilo y Jesús Dueñas. Las Águilas jamás pudieron armar un contragolpe serio, por lo que recurrieron a cerrar el duelo; José Daniel Guerrero sustituyó a Darwin Quintero en los minutos finales. La figura de Moisés Muñoz volvió a aparecer como ha sido regularmente en las últimas temporadas. El experimentado arquero obstaculizó la ilusión que tenían los universitarios por rescatar un punto de su visita a la capital; nuevamente, Darío Burbano se encontró un balón dentro del área y sacó un potente disparo que rechazó puntualmente el cancerbero águila.

No hubo tiempo para más y el encargado de impartir justicia decretó el término del choque. De esta forma, América obtuvo su segundo triunfo del certamen y sumó siete unidades, mientras que Tigres se quedó con sólo tres puntos.