Dice un buen dicho que “el león no es como lo pintan”. Y hoy, Pumas de la UNAM confió en todo lo que había hecho el Club León en cuatro fechas. Creyó firmemente que iban a tener un mal día y terminaron lamentando esa situación. Los hombres de Juan Antonio Pizzi vinieron a Ciudad Universitaria a cambiar la cara que habían tenido bastante deslavada.

La afición universitaria se dio cita en el Olímpico Universitario desde temprano. Una buena entrada para los dos únicos equipos que han sido bicampeones en torneos cortos. Además de que la filosofía de ambas escuadras es de mucho corazón y agilidad. El boleto merecía ser pagado para ver un gran espectáculo. Solo que no veían venir la tormenta que iba a desatarse.

El árbitro pitó y los dos equipos empezaron bastante movidos. Pero la Fiera tenía mucha mejor idea que los universitarios, que solo con una desatención pudieron tener la primera del encuentro y Dante López terminó estrellando el balón al poste. La clave del partido empezó a ser las bandas, donde los Panzas Verdes fueron más desequilibrantes.

Llegó el premio a los 22’, cuando un gran pase filtrado llegó a Mauro Boselli que se quitó a Saldívar y mandó un trallazo que se incrustó en las redes y apagó la fiesta universitaria. Duro golpe a los auriazules que no entendieron cómo empezar a marcar a los extremos verdes. Pumas trató de responder rápido pero las ideas se estrellaban en sus pies, además de verse desesperados.

En el duelo de fieras, la cuña apretó fuerte

Pero las cosas seguían empeorando para los locales. Un tiro de esquina al 38’ bien cobrado fue conectado por Miguel Sabah,, que tuvo una pobre marca de Fuentes y el portero universitario no pudo desviar. Un 2-0 que le ponía clavos al féretro auriazul y complacía a los visitantes que estaban teniendo 45 minutos maravillosos.

Empezó el segundo tiempo y la actitud de los del Pedregal mejoró un poco. La entrada de Gallardo e Islas, los canteranos que han sorprendido por su movilidad, le dieron más amplitud al juego de Pumas. Pero por más que llegaban, era simplemente falta de idea y el peso de la ausencia de Ismael Sosa la que hacía que los universitarios chocaran con pared.

Boselli salió lesionado y era la hora de la verdad para Martín Bravo. El ex auriazul entró a la cancha y empezó a dar el juego de su vida. Sin embargo, antes de eso, los hombres de Guillermo Vázquez tuvieron el descuento al 74’, cuando Eduardo Herrera aprovechó un rebote en el área y definió con calidad al palo izquierdo de Yarbrough. Una vida más y los universitarios tendrían que aprovecharlo.

Aunque Bravo no habría de permitírselos. Una jugada individual al 77’ fue devuelta por Hernández que lo dejó mano a mano con Saldívar y disparó batiéndolo con técnica depurada. Un silencio espectral se daba en unas gradas que son difíciles de callar. El silbante terminó el encuentro y nada parecía haber cambiado en el Olímpico Universitario. Los mismos errores, las mismas costumbres. En el duelo de fieras, la cuña apretó fuerte.