Los Tiempos de Dios son perfectos, reza un dicho popular entre la población cristiana, y si bien no todas las personas son creyentes, lo cierto es que muchas pueden asegurar que las cosas llegan a su tiempo debido, el secreto es nunca dejar de buscarlas. Existe un hombre que ejemplifica el concepto a la perfección; su historia ya ha sido más que contada, pero nunca está de más recordar cómo todo empezó.

El Primer Vuelo

Miguel Layún nació en Córdoba, Veracruz, un 25 de junio de 1988. Los caminos de la vida lo llevaron a convertirse en futbolista profesional, debutando en 2007 con la playera del equipo más popular de su estado, los Tiburones Rojos. Eran tiempos difíciles, con el descenso acechando partido a partido; Layún se hizo de un puesto en la banda izquierda, la cual recorría trotando con el número 61 en la espalda y tenis fosforescentes. Sin embargo, el joven lateral no pudo evitar que el barco escualo terminara por hundirse hasta el abismo llamado Primera A en ese entonces, brotando su primera lágrima en este deporte.

El jarocho lo hizo bien con Veracruz, sin embargo, nada para deslumbrar, por lo que resultó una enorme sorpresa cuando se anunció su fichaje con el Atalanta italiano. Muchos creyeron que era una estrategia de su representante para darlo a conocer y posteriormente colocarlo en un equipo grande de México; si fue así planeado nunca lo sabremos, lo cierto es que así resultó. Tras jugar escasos minutos con los de Bergamo que le valieron ser el primer mexicano en disputar la Serie A, el cordobés emprendió el vuelo de vuelta a casa, donde en lugar de escamas portaría plumas.

Foto: Agencias

El Segundo Vuelo

Nada bien cayó la llegada de Layún en América. El horno no estaba para bollos con los de Coapa, por lo que parecía impensable que un chico con tan poco bagaje se incorporara al Nido sólo por el hecho de haber estado algunos minutos en canchas italianas. Por si fuera poco, las actuaciones del lateral, lejos de ser buenas, parecían cada vez más carentes, ganándose que todo fuera su culpa, no sólo las anotaciones recibidas por las Águilas, sino el tráfico, la delincuencia, las catástrofes mundiales, todo apuntaba a ser culpa suya, por lo menos en redes sociales.

Fueron momentos duros para él, y tenía dos opciones: tirar la toalla y buscar suerte en otro lado, o tomar todo como una catarsis y reposicionar su imagen... Miguel eligió la segunda, y vaya que funcionó. En base a trabajo y esfuerzo, se fue haciendo de un lugar titular en la zaga americanista bajo la tutela de Miguel Herrera; cada vez se veía mejor, sorprendiendo a propios y extraños, quienes no creían que era el mismo Layún al que de todo culpaban, y seguían haciéndolo, pero ahora por los triunfos. Le película llegó a su climax en aquella noche de mayo 2013, cuando ante un abarrotado Estadio Azteca, Layún pronunció el diálogo final de quizá la cinta más heróica en la historia americanista, con un penal dirigido a la base del poste derecho de Jesús Corona. A partir de ahí, su vida cambió por completo, hasta el punto de jugar una Copa del Mundo y volverse a coronar con América, ahora como capitán.

Años antes, la gente se preguntaba el por qué de su partida a Europa, pero ahora, cuestionaban el qué hacía jugando en México. Se rumoraba que clubes de la talla histórica del Inter de Milán buscaban los servicios del veracruzano, pero el destino fue muy distinto. Amante de los retos y presiones, Layún eligió como destino el Granada de España, donde seguramente pelearía por mantener la categoría, pero resultó aún más sorpresivo que no jugaría ahí, sino cedido con el Watford de la Championship inglesa (segunda división). Muchos cuestionaron la decisión, pero lo cierto es que el mexicano tiene grandes oportunidades de ascender a la Premier League, lo que constituiría otro gran éxito para su palmarés.

Foto: Agencias

Actualmente, Miguel Layún ve actividad continua con los Hornets, con quienes marcha en puestos altos de su liga; muchos critican que últimamente no sea titular, probablemente ignorando la rotación natural que existe en una liga tan competitiva, con más de 40 partidos por temporada sin incluir copas. Lo cierto es que Miguel Layún es un ejemplo de perseverancia, y este viernes en el Pirata Fuente, se enfrentarán los dos equipos que en su momento le dieron la oportunidad de mostrarse e impulsarse a Europa; a cuál querrá más Layún es un amplio debate, pero nadie negará que su vida cambió portando ambas playeras.