Propios y ajenos a la causa purépecha lucen desconcertados ante la caricatura de equipo que se muestra hoy en día en el campo del Estadio Morelos, y es que a casi dos décadas de que TV Azteca llegara al balompié nacional por conducto del Atlético Morelia, un enorme grueso de la fiel legión purépecha con desprecio, y casi con odio, pide la salida de la televisora del equipo al que profesan su fidelidad, ese al que acusan de haberle robado su identidad y de convertido en una burla estatal.

Pero quizá las cosas no serían tan fatídicas para la afición, si no se sintieran heridos por el zarpazo de la indiferencia, ese que llegó con la compra de un moribundo Atlas que se encontraba al borde de la extinción y ahora lucha en la cima de la tabla, con los pilares purépechas enfundados de rojinegro y más vivo que nunca.

La era final de la multipropiedad, pone además el dedo en la llaga de los michoacanos que se encuentran expectantes del destino de su equipo, al cual lo colocan en muchos lugares lejanos al imperio actual.

A pesar de los miles de rumores que circula y seguirán circulando por los medios de comunicación, pareciera que la empresa del Ajusco, planea emular a su rival televisivo al "vender" a uno de sus equipos a un cómodo “socio de negocios”, como fue el caso de Necaxa, quien terminó en manos de Ernesto Tinajero, fundador de Cablecom, empresa que por esas fechas era adquirida nada más y nada menos que por el exdueño de los ‘Rayos’.

Sin poner nombres sobre la mesa y manejando todo como meras especulación, tendríamos que remontarnos casi 20 años para ver la última vez que Morelia se colocó en el fondo de la tabla, el último torneo en que TV Azteca no metió las manos con los ‘Canarios’.

Pero apenas un torneo después, Morelia ingresó a la Liguilla, eliminando al América en cuartos pero siendo eliminado por Chivas en semifinales, entonces los ‘Ates’, que no habían accedido a una liguilla desde la temporada 93-94 y que estaban acostumbrados a disputar la lucha por no descender, revivieron.

La cumbre llegó poco después cuando, ahora como Monarcas, la empresa Azteca los llevó a su primer título, siendo el equipo comandado por Dario Franco y Ángel David Comizzo el centro de todas las lámparas en la televisora nacional.

La afición que se encontraba molesta por el cambio del nombre y la relación que tenía para sus rivales con la mariposa monarca, se olvidó de esta disputa y se enamoró de nueva cuenta de su equipo que incluso llegó a ser el mejor del mundo en algún momento.

Así TV Azteca supo llegar al corazón de los michoacanos sacando del atolladero a un equipo con mucho corazón pero pocas victorias, un cuadro que estaba destinado al descenso y al que pronto colocó en las más altas expectativas del futbol mexicano.

Pero las cosas no fueron del todo románticas para Morelia y Azteca, el equipo no pudo pasar de aquel primer campeonato y tardó más de una década en ganar algo importante de nueva cuenta en suelo nacional, Monarcas se convirtió otra vez en un equipo lleno de garra y corazón pero que le costaba ser grande.

Las cosas no han cambiado, poco o nada se habla del cuadro canario en la televisora nacional, su actual crisis pasa casi de noche en los programas y fuera del corazón de los fieles a la playera de la franja roja, no obstante cabe preguntarse ¿Qué pasaría si se vendiera al equipo, si ese que llegara les devolviera su grandeza?

"Crear problemas y después ofrecer soluciones"

Noam Chomsky

Es precisamente en esta pregunta donde toma nombre esta nota, ¿Cómo vería la afición a un dueño salvador, que ame y saque al equipo del hoyo?, ¿Cómo llenaría Estadios ver un Monarcas de garra y poderío? No debemos olvidad que en tiempos modernos el futbol es más un negocio que una pasión, mover los sentimientos de la gente podría ponerle números de negros a las ganancias de Morelia y una crisis ficticia podría ponerle más pimienta al asunto.

Aunque a muchos les pese, hay ocasiones que ni aunque ganen los equipos dan gusto a su afición, para ejemplos el rival odiado, América, que ha demostrado un gran poderío pero solo en contadas ocasiones pudo llenar su propia casa a tal grado que el técnico que le dio la histórica doceava estrella salió del plantel tan rápido como la ganó. Monarcas acostumbró a su gente a verlos ganar, rompieron record de clasificación a liguilla pero después la gente comenzó a caer en la monotonía y dejó de visitar el estadio tan religiosamente.

A veces para ganar se tiene que perder y es posible que Azteca se rija con esta máxima para recuperar a su gente, que volverá a llenar su estadio pues se encuentra con hambre de triunfo, con deseos de gol, con ganas de cambio…

Por el momento, las cosas en Morelia se encuentran balanceándose entre la especulación y el deseo, con jugadores heridos y la afición más, esperando a ver que le depara el futuro a sus colores a los que tanto aman, a los que tanto extrañan, con los que se identifican y a los que jornada tras jornada ven humillados y sumergidos cada vez más en ese infierno que el futbol tiene reservado sólo para unos pocos, en el olvido.