Un 7 de Junio del año 2000, América se quedaba cerca de llegar a la gran final del torneo más importante a nivel continental, el rival era el mítico Boca Juniors de Argentina que llegaba al Coloso con una diferencia de tres goles tras vencer a las Águilas 4-1 en la Bombonera. Pese a eso, los pamperos no llegaban confiados al partido, previo al encuentro Carlos Bianchi negó estar tranquilo por la diferencia de tres goles argumentando que América era un equipo de cuidado ya que en esa misma edición de Copa Libertadores le habían hecho la “módica” cantidad de 8 goles al Olimpia de Paraguay.

Complicado pintaba el panorama, pero la gente se volcó a las gradas del Estadio Azteca y desde mucho antes de iniciar el encuentro decisivo por las semifinales, el ambiente que se vivía en el inmueble de Tlalpan hacía pensar que la hazaña podía consumarse, muchos aseguran que ni siquiera la final épica del Clausura 2013 contra Cruz Azul puede igualar la marea de americanismo que se vivió aquel 7 de junio del 2000 y que ha sido uno de los días más amarillos de la historia. Aunado a la fuerza de la fanaticada, estaba también la arenga de aquellos mexicanos que, aunque no compartían los colores, empujaban para que las Águilas se llevaran el triunfo, aunque también hubieron sectores del público que hacían fuerza por el visitante.

El 'Capitán Furia', Alfredo Tena, comandaba el accionar azulcrema que saltaba a la cancha acompañado de un estruendoso grito de aliento por parte de su gente, que se distorsionaba por la cantidad de decibeles que emitía el monstruo de concreto hecho a base de piedra volcánica; que rugía con bombas de estruendo y escupía papelitos por cada americanista que se ilusionaba con el pase a la gran final.

José Luis Calderón hacía reventar las gargantas de los millones de americanistas que sentían y veían factible la vuelta al marcador adverso al minuto 12'. Contrario a lo sucedido en la ida, el arquero Córdoba se veía exigido por la delantera de las Águilas, que jugaba en el área de Boca sin dar tregua alguna.

Para la segunda parte, Braulio Luna seguía siendo un problema serio para los pupilos de Carlos Bianchi, que pese a verse superados en el desarrollo del partido, decidieron volcarse al frente buscando replegar de alguna manera los embates del equipo azteca. Los de Tena no bajaban los brazos y respondieron a la propuesta ofensiva del cuadro boquense, fue así como lograron generar una jugada que llegaría a línea final para después meter una diagonal retrasada para Fabián Estay, que no desaprovechaba y anotaba el segundo gol de la noche, alimentando al Coloso que pedía el pase a la final.

El minuto 81' llegaba acompañado de un córner perfectamente ejecutado directo a la cabeza de 'Caldera' Calderón, quien marcaba doblete y con ello el gol que hacía romperse la garganta al americanismo entero y poco más, aquel gol debe estar registrado entre los que más se gritaron en el Estadio Azteca, sin embargo, dos minutos más tarde, una desatención total de Carlos Hermosillo terminaron por costarle una más que merecida final para el equipo icónico del balompié azteca.

Aquella noche comenzó con una fiesta y terminó de una manera tan insulsa que el sentimiento general era más de incredulidad que otra cosa, pese a eso el partido fungió de manera indirecta para mostrarle al resto del continente la grandeza y la mística americanista, que se basa en una insuperable personalidad.

Años más tarde, jugando para los de Coapa, el 'Chaco' Giménez confesó que ese partido lo daban por perdido, y que tanto los jugadores que estaban en el terreno de juego como los que estaban en el banco de suplentes temblaban de miedo, el pánico escénico era tal que generaba vértigo en el equipo de La Ribera.

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