Uno de los mayores logros para un club es llegar a semifinales, la afición contenta espera ver a su equipo ganar para pasar a la final y ser campeones. Eso se puede ver frustrado en cuestión de segundos gracias al equipo rival. Bien lo recuerda la afición de Chivas, por aquella final del Torneo Clausura 2006.

El encuentro comenzó con un Pachuca muy decidido a ganar o ganar, Chivas no se la dejaba fácil y luchaba por ganar el partido. A punto de finalizar el juego, todo indicaba que la escuadra rojiblanca saldría victoriosa. Sin embargo, el sueño se convirtió en una muy mala pesadilla para los Chivistas, fue Aquivaldo Mosquera el que al minuto 93 anotó el gol que ponía a los “Tuzos” en la Final. Aunque Pachuca perdió ese partido con un resultado 2-3 a favor de Chivas, eso les fue suficiente ya que el marcador global quedó 4-4 y por tener mejor posición en la tabla fueron ellos los que avanzaron, dejando a Chivas sin esperanzas.

A pesar del empeño que puso el Club Deportivo Guadalajara, no se pudo conseguir la meta, se quedaron en el camino. Para la afición fue un momento muy amargo, en cuestión de segundos todo se vino abajo.

Parecía un chiste muy mal contado el que les anotaran en los últimos momentos del partido. Estando a punto de ganar, su sueño se vio frustrado por un gol, desde ese entonces, la afición de Chivas le guarda cierto rencor a Mosquera.

Que el equipo rival anote en los últimos segundos del partido, y por esa anotación te gane, es una de las peores cosas que te puede pasar como aficionado. Y es todavía peor que esto ocurra en una semifinal. De ahí en adelante no se vuelven a ver de la misma manera los futuros encuentros frente a ese rival que te impidió avanzar, incluso se vuelven más competitivos. Por lo tanto, la afición busca llevar la ventaja sobre Pachuca, desde ese día, para vengar ese partido.