Hundido, goleado, perdido y lesionado. Adjetivos que calificaban fielmente a Cruz Azul en la primera parte del torneo bajo el mandato de Sergio Bueno, quien a pesar de las ganas, nunca pudo levantar a un equipo que parecía no confiar en alguien que no contaba con las credenciales para dirigir tal equipo.

En una situación poco común en la Noria, la 'Máquina' cambió de técnico a mitad de certamen y eligió a Tomás Boy como el nuevo mandamás. Contrario a pasados estrategas, éste con un perfil diferente: polémico, bravo, enérgico, alguien que disfruta los reflectores.

Llegó en la jornada 12, cuando aún existían ciertas esperanzas de que el tiempo fuera suficiente para que la 'Máquina' volviera a andar y alcanzara a clasificar a la liguilla. No sucedió.

Dicho objetivo era equiparable a un milagro, pero lo que sí sucedió, fue un cambio de cara, una sensación de que los jugadores volvían a sentirse a gusto dentro de la cancha, situación que los propios futbolistas reconocieron. 

Aún así, tampoco es que el 'Jefe' revolucionara al equipo, pero por lo menos se notaba más entrega y sangre en el campo. Y a pesar de que la afición siguió sin presentarse, su llegada también fue bien recibida por la mayoría de la afición.

Los números no mienten, con Sergio Bueno, en 10 partidos dirigidos y 30 puntos por disputar, fueron solo 10 puntos los obtenidos. Con Boy, 5 partidos dirigidos, 15 unidades por disputar y 8 puntos obtenidos. No alcanzó para más, pero agarrar un equipo desanimado y darle mayor orden en tan poco tiempo, es digno de reconocer.

Futbolísticamente, es difícil hacer un diagnóstico del juego presentado hasta ahora bajo su mandato, debido a que el tiempo ha sido muy corto, pero en las decisiones que ha tomado se ha visto una mayor confianza a los extranjeros que recién llegaron, como son los casos del paraguayo Jorge Benítez y el argentino Fernando Belluschi, quienes han tenido bastante participación.

Sin muchas expectativas en este cierre de torneo, será en la siguiente campaña cuando se le empezará a exigir al 'Jefe', quien con un cuadro a su manera, tendrá que responder a una afición que lo ve como la última carta que le queda a la 'Máquina'.

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