Se definió no la serie ni el futuro en la Fiesta Grande, sino únicamente la clasificación a Liguilla. Esa que tan lejos se veía y que incluso se perdía, que no se veía cómo conseguirla y que hoy en día, con una racha de diez partidos sin perder bajo el mando de Javier Torrente se tiene en las manos. Celébralo León, porque es merecido.

Atrás quedó el mal inicio de torneo, los pésimos resultados y las goleadas tempranas que se dieron, todo eso que puso al equipo en el último lugar de la general y que provocó el cese de Luis Fernando Tena, un hombre de experiencia, de futbol, que simplemente no compaginó en el bajío, que no hizo ‘click’ con la afición y se fue entre la oscuridad.

La actualidad hoy está en Torrente y sus muchachos, que se levantaron de las cenizas y han puesto a soñar a miles de aficionados que, fieles y pese a las adversidades, se han mantenido junto a su equipo en esta aventura, en esta aventura que es digna de reconocer.

La Fiesta Grande llegó y un nuevo comienzo se ha dado para la Fiera, un nuevo inicio de cara a la consecución de la tan ansiada octava estrella, que evidentemente no será fácil al tener a otros siete equipos hambrientos de triunfo y de gloria. Arranca un nuevo torneo, uno donde participan ocho y donde es a matar o morir, una postura que tomó el León desde que un argentino proveniente de Once Caldas arribó al banquillo.

Bien se dice, y vaya que se ha aprendido en el bajío, que no hay que llegar primero, sino hay que saber llegar. Hoy León llega como séptimo, o como octavo si gana Pumas, sin embargo trae consigo un futbol atractivo, propositivo y que ha generado un cambio, que provocó la unión entre la hinchada y su club, que acercó a Mauro Boselli a su tercer título de goleo, que aprovechó Fernando Navarro para elevar su nivel y pasar de ser el defensa que sólo defiende, al que fabrica y hace goles.

Hoy se tiene a Guillermo Burdisso como líder de la zaga, esa zona que tanto se debilitó y en donde tanto se batalló desde la salida de Rafa Márquez a Italia; se posee a un Elías Hernández que es constante, que desborda y sirve, y a Javier Torrente, un técnico de poco cartel, desconocido aún para muchos pero que, a base de trabajo, carácter y hombría, sacó al León del abismo.

La Liguilla está aquí, Xolos o Pachuca será el rival, prohibido menospreciar; únicamente resaltar el repunte del cuadro verde, el pase a la Fiesta Grande, el cierre de torneo que tuvo y agradecerle, desde un punto de vista de aficionado, que hayan devuelto la esencia, la emoción y el dramatismo que sólo te da el futbol, a una ciudad que siempre necesita de eso. ¡Ahí viene el León!