Hoy por la mañana, México despertó con la noticia de que América había sido derrotado dos goles a cero por el Real Madrid. Hasta antes del encuentro, propios y extraños, mostraban optimismo y esperanza de que el club mexicano derrotara al español. Aunque hicieron un partido inteligente, la calidad de Cristiano Ronaldo y Karim Benzema aniquilaron el orden táctico de La Volpe, y toda esperanza azulcrema.

Cuando un club mexicano enfrenta al Real Madrid, es imposible que el país no recuerde aquel partido que puso a los Pumas en la órbita mundial, aquel día que David derrotó a Goliat. En el 2004, los exitosos felinos de Hugo Sánchez fueron invitados por el club merengue a la “Casa Blanca”  para  disputar el trofeo, Santiago Bernabéu que ya cuenta con 36 ediciones desde que fue inaugurado el 31 de agosto de 1979.

En aquella ocasión, el equipo mexicano parecía ser la víctima, pues el Madrid presentaba en su plantilla figuras como Zidane, hoy técnico de la escuadra merengue, así como Luis Figo, David Beckham y Michael Owen. Sin embargo, en ese entonces José Antonio Camacho, técnico del Madrid, no pudo contar con su cuadro de lujo dentro del campo.

En los primeros 20 minutos de acción, pocas fueron las acciones en el área. Aunque, a diferencia de lo que se pensaba, Pumas estuvo más cerca de abrir el marcador: al minuto 9 Diego Alonso pudo haber vencido a Cesar Sánchez, portero del Madrid, pero el disparo se fue por arriba de la portería. Diez minutos más tarde, Jaime Lozano cobró un tiro libre que atajó muy bien el arquero rival.

Por parte del Real Madrid, Santiago Solari tuvo en sus piernas la oportunidad de poner arriba en el marcador a su escuadra al minuto 31 pero la desaprovechó después de enviar un pase de Juanfran fuera de la cancha.

Para el segundo tiempo, el Real Madrid tuvo que sacar a Beckham y Owen porque el equipo acordó con la federación inglesa que sus jugadores estuvieran 45 minutos dentro del terreno de juego. Pero, gracias al poderío español, otras dos grandes figuras entraron a la cancha: Luis Figo y Zinedine Zidane.

Durante otros 25 minutos, las acciones de gol no se concretaron y el dominio se iba alternando. Pero, al minuto 69,  parecía que todo se decidiría por la vía de los penales. Pero Israel Castro cambió los pensamientos de quienes veían el juego, y con un disparo fuera del área, Pumas se imponía a la escuadra española.

Zidane y compañía trataron de empatar, Pumas, de hacer más grande la ventaja. Ninguna de estas opciones se concretó, el reloj fue avanzando mientras Hugo se paseaba por el área técnica esperando el silbatazo final. Cuando llegó, los pocos aficionados auriazules gritaron, cuanto pudieron, el famoso “Goya”. En el campo, mientras Joaquín Beltrán recibía el trofeo, las tribunas del estadio corearon el nombre del “Pentapichichi”.

Por eso, cuando México se enfrenta a España siendo representados por algún club, es inevitable que no se piense en lo que Pumas realizó. Es cierto, no fue partido oficial, también es cierto que no apareció el Madrid que siempre se ve en competencias europeas. Pero el marcador y el trofeo están grabados en la memoria de los mexicanos.