El Puebla vuelve a la cancha y lo hace con más dudas que certezas. El receso invernal no ha dejado las cosas claras en el futuro de La Franja y, si acaso, postra un panorama más sombrío que brillante por el momento.

Sin afanes pesimistas, el hecho de que Puebla haya dejado ir a tres de sus jugadores más notables en ataque y no sea vea claro (ya iniciado el torneo) quién podría sustituirlos, no es el mejor augurio para un equipo que, aunque con el tema del cociente relativamente holgado –a 11 puntos del último lugar–, se sigue ubicando decimoquinto en la materia.

La realidad dicta que una combinación de rachas podría comprometer la situación, al grado de volverla asfixiante (como ya ha ocurrido en años pasados) en caso de no atacarse desde un inicio. Y ese inicio, por lo pronto, muestra a un plantel aún incompleto.

Bajas sensibles en el ataque

Si bien se sabía que Matías Alustiza podía irse, cuesta trabajo vislumbrar quién será el encargado de cubrir su cuota goleadora, que usualmente osciló entre los 5 y 6 goles en promedio. Peor aún, Damián Escudero y Christian Bermúdez se fueron y cuesta más trabajo aún pensar que originalmente se estuvieran considerando sustitutos para ellos, tomando en cuenta que el argentino estuvo contemplado para la pretemporada y el ‘Hobbit’ incluso entrenó en ella.

Escudero se veía adaptado al fin a la Liga MX y, aunque inconstante, fue resolutivo en varios partidos para La Franja, tanto con goles, como con asistencias. Bermúdez no venía de un buen torneo, pero se esperaba recuperara el nivel del pasado, considerando que los problemas extracancha habían quedado atrás. Al final, ambos salen de la institución de manera poco clara; el primero, por inconformidades contractuales y, el segundo, por uno de esos misteriosos movimientos que se promueven en nuestra sui generis Liga MX.

Escudero, líder en asistencias del equipo, fue traspasado a Vasco da Gama
Damián Escudero fue líder de asistencias del Puebla el torneo previo (Foto: Damián Besares / VAVEL)

Altas incompletas en toda la cancha

Puebla requería mayor solidez en la zaga y con Osvaldo Centurión pretende lograrla. Se prevé que el argentino sea el acompañante de un Robert Herrera que no pudo encontrar dupla en la central a lo largo del torneo pasado. Sin embargo, aparte de él, no ha llegado nadie más. Por lo pronto, se esperaría un lateral izquierdo y, aunque suenan nombres en concreto, no se ha oficializado nada.

Al ataque llegan Gabriel Esparza y Juan Mare. Lo de Esparza pinta interesante; a la hinchada le suelen ilusionar jugadores con sus características, como en algún momento lo hicieron Sergio Rosas, Hiber Ruíz o Alfonso Tamay. Sin embargo, el argentino tendrá que venir con la encomienda de no quedarse solo en esa ilusión que fue constante en los tres mencionados, sino en convertirse en verdadero referente del desborde, sobre todo, en su papel de foráneo proveniente de un grande de Argentina. Por su parte, Mare, viene como parte del pago que se hizo por Alustiza y podría considerarse una incógnita. En Atlas, solo participó en la reserva y, a estas alturas, solo puede ser considerado un hijo de la tan mal recibida regla 10/8, que permite que ahora hasta las inferiores se nutran de jugadores foráneos sin complicación alguna. Su aporte, de ser importante, seguro implicaría una grata sorpresa.

Por último, regresa Francisco Acuña. En Tigres fue promesa, a Puebla llegó y dejó un tremendo sabor de boca en un juego contra Morelia en donde fue partícipe directo de un par de goles… Y de ahí, poco. Posteriormente, bajó de división con Lobos, en una Copa le clavó un hat-trick al Puebla y ahora vuelve con la tarea de ser un cambio de calidad. Propiamente, decir que ha sido un refuerzo, cuesta trabajo. Pero si vuelve con los Camoteros para dar partidos como aquel mencionado ante Monarcas, bienvenido de nuevo.

En el alambre quedan las confirmaciones de Pablo Cáceres, lateral izquierdo; Gonzalo Ramos, enganche, y Federico González, centro delantero (que ya se encuentra en la ciudad). Sin lugar a dudas, la llegada de los tres, haría que el panorama de La Franja se tornara más brillante. No obstante, el hecho de que en plena jornada inicial no estén siquiera asegurados, hace que las ilusiones se posterguen, solo hasta el día en que todo se pueda confirmar. Por el bien del Puebla, que lleguen los tres.

Gabriel Esparza viene a ser solución por una de las bandas (Foto: Club Puebla)
Gabriel Esparza viene a ser solución por una de las bandas (Foto: Club Puebla)

Durísima primera prueba

Para iniciar el torneo, toca uno de los rivales más difíciles. Si Rayados por tanto tiempo fue garantía de puntos para el Puebla cuando le tocaba visitar el Cuauhtémoc, ahora que la paternidad de los Camoteros es cosa del pasado, cuesta trabajo pensar que existan unidades aseguradas en este debut. Monterrey viene de una muy mala campaña, pero tiene uno de los mejores planteles de México. Por lo mismo, seguramente desde el inicio, querrá sacarse esa espina del torneo anterior.

Aun así, si algo alentador puede contemplarse de esta situación es que, justo hace un semestre, el panorama se veía más difícil (considerando que visitar a Monterrey suena más difícil que recibirlo) y, sin embargo, se sacó un punto.

Aquella vez, Ricardo Valiño llegaba con cero juegos dirigidos con Puebla y dejó buenas sensaciones. Ahora, con un torneo completo de trabajo, su equipo deberá estar más compenetrado y esperando triunfar. La victoria, de suceder, implicaría una motivación importantísima; ideal para encarar el torneo con la convicción de que se puede vencer a los mejores del país.

Valiño debutó contra Monterrey el semestre pasado
Ricardo Valiño debutó contra Monterrey el semestre pasado (Foto: Rodrigo Peña / VAVEL)

Los jugadores para el inicio

Sin Jerónimo Amione, Patricio Araujo y Francisco Torres en la cancha, La Franja deberá ingeniárselas para maniatar al Monterrey. Se sabe de antemano que la puerta está bien respaldada con Campestrini. La dupla de centrales, tomando en cuenta que Centurión sí completó pretemporada con Puebla, puede ser más sólida, entendiendo que Robert Herrera por sí mismo era un central muy capaz. En los costados se esperaría que Óscar Rojas siguiera cumpliendo y que Carlos Gutiérrez empezara con el pie derecho su camino en la búsqueda de recuperar el nivel que recién tuvo cuando llegó al equipo. O bien, que se volviera a recurrir a Carlos Orrantía que fue incrementando su nivel partido a partido el Apertura pasado.

La mediacancha parece tener dos elementos fijos. El primero, David Toledo; un jugador que nunca tiene el reflector encima, pero que podría decirse es el alma de Puebla, considerando que la bola siempre pasa por sus pies y que, estadísticamente hablando, eso lo ha convertido en uno de los mediocampistas que mejor trato le da al balón en la liga, acorde al porcentaje de pases que completa. El segundo, Pablo Míguez; un jugador que este torneo tendrá el deber de consolidarse, luego de un semestre previo en donde no terminó por explotarse al máximo, pero sí dejó sensaciones de poder llegar a ser un ‘5’ de jerarquía. Además de ellos dos, será interesante ver quién más sale al quite. Por lo pronto, Pablo González, de quien ya puede decirse que es un viejo conocido, podría ser el elemento sorpresa en zona de recuperación.

El punto de inflexión, recaerá en la zona de ataque. Se espera que con Alexis Canelo y Gabriel Esparza, las bandas sean esa arma de Puebla que este torneo explote. No obstante, sin un delantero nominal contratado oficialmente, e insistiendo en que Amione no estará presente (que más allá de jugar por el costado con Valiño no desconoce la posición de ‘9’), es momento de que Álvaro Navarro y Eduardo Pérez den el do de pecho.

Lo de Navarro parece estar muy bien definido ya. Lejos de reventadas o calladas de boca, el uruguayo es un as para definir; su porcentaje de acierto al arco por cada oportunidad que tiene es notable, pero no es frecuente que se encuentre con la bola e incluso ha pasado inédito cuando se ha requerido en el once inicial. Y Edu, por su parte, ya dio muestra de que sí es un jugador con los conceptos para jugar en Primera, pero ahora le toca demostrar que, efectivamente, es un jugador de Primera. Los dos pueden ser elementos valiosos este campeonato; aun así, medir su valía se remite a ver cuánto aportan al marcador. Se esperaría que éste sea el mejor torneo de ambos con el Puebla y qué mejor que empezar abriendo el marco contrario desde la primera fecha.

Concluyendo el análisis

Puebla no pinta tan bien de inicio y trascender más allá de la salvación tranquila suena a hazaña. Sin embargo, existen dos factores de los que se puede echar mano para esperar que la negatividad sea revertida. El primero, alusivo a que el primer torneo de Valiño al mando dejó sensaciones favorables y, ya con 17 partidos de experiencia, deberá apuntar a dejar mejores sensaciones aún. El segundo, a la gran realidad de la Liga MX que, por más predecible que la quieran volver los análisis, no deja de ser una liga difícil de pronosticar dada la paridad de casi todos sus integrantes más allá de si los equipos son pobres o ricos.

Es cierto, Puebla no la tiene sencilla, pero definitivamente no se encuentra en desahucie. Enorme mérito tendrá el DT y sus jugadores en caso de iniciar ganando y sobre todo en caso de superar esa barrera de aproximadamente 25 puntos que se requieren para lo que verdaderamente debería importar torneo a torneo, que es buscar el campeonato. Por lo pronto, a esperar que La Franja saque la casta y nos dé la primera alegría en casa. Y luego, a esperar a que el plantel se alimente de aquí hasta que los registros cierren en definitiva.

La esperanza del aficionado está ahí. Ahora será deber de los protagonistas mantenerla viva a lo largo del campeonato.