Esta vez hablaré de ti, que naciste un día como hoy pero de hace 44 años. Un hombre que ejemplifica a la perfección lo que representa el América, mi más grande pasión; y sí, tú fuiste la piedra medular para elegir estos colores y llevarlos en mi piel hasta el final de mi existencia.

Me es complicado guardar la calma cuando me refiero a ti, porque hoy en día, muchas personas adoptan a un ídolo cada semana, cada partido, cada torneo, pero tú eres y serás ese único ídolo que me ha regalado el maravilloso deporte de la pelota. Nunca fuiste un hombre ejemplar dentro y fuera de la cancha, y es posible que eso me haya enganchado a ti, porque fuiste ese chico del barrio que pasó de jugar en un potrero a estadios con pastos perfectamente talados pero siempre mostrando la picardía, el desparpajo y regodeo que se desborda en el llano, sin olvidar tu peculiar personalidad soberbia y socarrona que agradecíamos los americanistas y todo el pueblo azteca cuando defendías la elástica del tricolor, mismo comportamiento que odiaban las aficiones contrarias y que hacía enardecer a los zagueros rivales.

Por eso siempre fuiste amado y odiado, pero nunca pasaste desapercibido. Y qué decir de tu fútbol. El jugador con más aptitudes futbolísticas que haya dado nuestro país. Comenzaste jugando pegado a la banda como extremo derecho gracias a tu velocidad, desequilibrio y osadía. Con el paso de los años y tu rodilla inestable perdiste dinamismo. La rapidez y agilidad que tenías en las piernas se mudaron a la cabeza, te convertiste en un tipo que sin gozar del balón en los pies ya sabía lo que iba a hacer, te adelantabas a los tiempos, el ser más pensante del rectángulo verde. Y pese a que nunca fuiste un '9', mantuviste una estrecha relación con la caprichosa y la red. 

Sin embargo, a veces, este bendito deporte peca de ser injusto y lo fue contigo. En un juego de nula relevancia y con el resultado decretado, la imprudencia de Ansil Elcock te privó de bosquejar tu camino en el balompié europeo; años más tarde, un grupo de "líderes" antepusieron sus interéses sobre los de la Selección Mexicana y te negaron la posibilidad de encarar tu tercer campeonato mundial, a pesar de que vivías una de tus mejores etapas en América y eras uno de los mejores futbolistas del torneo mexicano consolidado en la posición de enganche.

Patentaste una obra de arte en la Final de Vuelta del Clausura 2007 y un gol de fuera de lugar de Juan Carlos Cacho no te permitió marcharte de Coapa siendo campeón. Y en tu retiro definitivo de los empastados, el larguero dejó ahogado el grito de gol en las gargantas de todos los americanistas tras haber dejado en el camino a dos rivales y picaste la redonda como si tuvieses 25 años, intentando emular tu mítica anotación sobre el San Luis en el Estadio Alfonso Lastras.

Es difícil decir algo de ti que no se haya dicho antes, pero hasta que dejes este mundo, que todo lo que hagas siga siendo a tu manera, ya que eso te hace único. Y pídele al tiempo que vuelva, porque América nunca tendrá a alguien que simbolice el americanismo como tú lo hiciste, Gracias por todo y feliz cumpleaños, ídolo.