Llegaste de bombero a las instalaciones de Coapa. Tomaste el reto de venir de criticar solamente desde la comodidad del sillón a implementar una filosofía nueva en el Club América, donde debutaste como futbolista pero, es innegable, jamás te sentiste identificado con el color azulcrema.

Quizá tu trabajo es sumamente cuestionado. No cabe duda que Michel Bauer fue el peor directivo que tuvo el Club desde hace más de 20 años. Esa era nos dejó en ridículo en infinidad de veces y, por lo tanto, tu parámetro inmediato era muy bajo.

Superar lo hecho por Bauer era relativamente fácil: llegar a liguilla, salir de la zona de descenso y ganar clásicos. Para el historial del América no es cosa del otro mundo, solo había que seleccionar bien a jugadores, cuerpo técnico y un equipo administrativo que hiciera lo que no sabes. Lo lograste.

Los resultados llegaron, pero también las críticas. Dos campeonatos de Liga y dos subcampeonatos, también se alzó dos veces la Concachampions, lo que da el boleto al Mundial de Clubes.

Miguel Herrera (campeón de Liga) se fue a la Selección para llevarla al Mundial. Lo cumplió y no regresó. Antonio Mohamed te refrendó en la cara que se puede ir del club con una copa, a pesar de haber negociado a su espalda la llegada de Gustavo Matosas. El uruguayo sólo pudo traer una Conchampions ya que su filosofía de un equipo espectacular se derrumbó cuando se metía gran cantidad de goles pero se recibían aún más. En Veracruz Matosas puso a disposición su puesto y lo aguantaste. Al final le aplicaste la “pelaezinha”: platicar con el técnico sucesor antes de acabar el torneo. Ignacio Ambriz estaba amarrado. Nacho llegó a pesar del reclamo constante de la afición. Jamás lo dejaron tranquilo y su Concachampions no tuvo sabor grato por ser quien es: un técnico que llegó por amiguismo y no por méritos.

Quisiste regresar al futbol bonito y espectacular que pretendías con Miguel Herrera y quién mejor que el padre del Lavolpismo: Ricardo Antonio. Créeme, sigue sin salirte esta jugada.

Pero el karma te llegó. Negociaste en lo oscuro a Osvaldo Martínez, Moisés Muñoz, Jesús Molina y demás, para cumplirte caprichos como Agustín Marchesín y Javier Güemez (en diferentes momentos), y así, fiel a tu pésimo estilo, ellos sabían de su salida antes de terminar el torneo. Así te fuiste.

Anunciaste tu salida del América un par de jornadas antes de terminar el torneo regular y te dieron las gracias antes de lo pensado. ¿Te sentiste bien? ¿Te gustó cómo Yon de Luisa te advirtió que no ibas más a las juntas del Consejo de Futbol de Grupo Televisa? ¿A qué te sabía estar fuera pero tener que cumplir con el trabajo a pesar de las malas caras de tus jefes? ¿Te agradó que el dueño de Grupo Televisa no quisiera tomarse ni un café contigo? Básicamente, ¿te gustó sentirte humillado como tu humillaste a quienes ya sabían que se iban antes de finalizar el torneo? Lo dejo a tu conciencia.

Pero llevaste al América a su mejor esplendor desde la época de los años 80. Ni en 2002 ni en 2005 se consiguió una racha de títulos y finales como en esta ocasión. Rompiste con la mística de chequera mata amor por la camiseta. Gracias por no traer a un Djalminha ni un Daniel Bilos, pero en el pecado llevamos la penitencia que no viniera otro Iván 'Bam bam' Zamorano o Claudio 'Piojo' López. Sí, en América la cuenta bancaria pesa y es parte de nuestra identidad.

Ricardo Peláez: tus formas jamás gustaron pero eres un efectivo resultadista. Tu paciencia jamás se agotó pero acabaste con la de tus jefes. Tus campeonatos saben a gloria y cuentan, pero no se comparan con los de los 80. Serviste al América para presumir que rebasó a Chivas en la cantidad de trofeos en las vitrinas, pero no para hacer un conjunto memorable en la historia del futbol mexicano.

Botepronto 

Femexfut debería de penalizar (¿más?) a Fidel Kuri Grajales por usar los colores y frases alusivas a la situación del equipo de futbol Tiburones Rojos del Veracruz, para su campaña política a la alcaldía del puerto jarocho por el PRI. Pero si le vale meterse a la cancha a pesar de estar castigado para ello, ¿usted cree que le importa lo que le diga la Federación?

Préndela así, de volea.