Uno de los directivos más controversiales del futbol mexicano es el candidato a presidir uno de los puertos más importantes del país. El concesionario actual de la imagen, logo, colores, Estadio Luis 'Pirata' de la Fuente y, un largo etcétera que engloba a los Tiburones Rojos del Veracruz, es el abanderado del Partido Revolucionario Institucional (PRI) para la alcaldía de una ciudad que vive entre el futbol y el béisbol como sus entretenimientos del fin de semana.

Y yo me pregunto, ¿con qué moral?

Usa los colores del equipo, que casualmente coinciden con los de su partido político para promocionarse en este mes de campaña antes de ir a elecciones el 4 de junio, cuando se renovarán las 212 alcaldías del estado.

Un señor que a todas luces llega alcoholizado, al que cree que es su estadio, y donde cree que puede hacer y deshacer a su antojo, a sabiendas que, si el club pierde la categoría, termina el contrato que tiene con el Gobierno del Estado (heredado por Javier Duarte de Ochoa, de quien hoy se desmarca) y no podría hacer uso de nada de lo que ello estipula.

Un señor que lleva “chorrocientas” primeras piedras en el valle de Orizaba, donde según construiría un estadio con todos los requerimientos para que la Federación Mexicana de Futbol (Femexfut) diera el visto bueno en caso de ser necesario algún partido de Primera División en la Pluviosilla “propone” un estadio nuevo con capacidad de 40 mil asistentes para el equipo, pero dentro del municipio que quiere presidir. Nada político el asunto.

Un señor que estaría al frente de una administración municipal, quien debe ser el ejemplo a seguir, quien en sus manos gestionará recursos provenientes de la federación, del estado y lo que recaude su ayuntamiento es el mismo que como Diputado Federal por el distrito de Orizaba no se le recuerda de una sola obra de renombre que sea con cabildeos propios.

Ese mismo que usó a los jugadores del primer equipo para hacer un desfile por la misma ciudad del centro del estado de Veracruz para atraer votos a su campaña, repartiendo autógrafos, regalando balones, aventando suvenires, en un evento que no ha vuelto a suceder ni en el Puerto ni mucho menos en Boca del Río, a no ser que se remonten a la celebración de la Copa MX; no obstante, como dijo el sabio, “no es lo mismo, pero es igual”.

Y como puntilla, Fidel Kuri Grajales no sabe respetar los límites y la sanciones. Es castigado por la comisión disciplinaria para no estar en la cancha y vestidores (principalmente) de los estadios de futbol. Golpeó a Edgardo Codesal cuando era el presidente de la Comisión Nacional de Árbitros, lo que le valió un año de castigo; posterior a ello agredió a un periodista deportivo en Puebla en la zona mixta, lo que alargó su castigo; y se metió a celebrar con SU equipo la salvación a la mitad del círculo central en la grama del 'Pirata' Fuente, lo que no debió hacer por su condición de penalizado y por lo que la Comisión Disciplinaria le abrió otra investigación, sin tener, hasta el momento, un resultado final. Ese, es el que está usando al futbol para sus fines políticos personales. ¿Le saldrá la jugada? Sólo los jarochos tendrán la respuesta.

Préndela así, de volea.