Las cuentas pendientes de Pumas de la UNAM en tierras queretanas son bastas y largas. Aunque son tiempos apremiantes para la Ciudad de México y es más un tema de 'poder' a 'querer', la vuelta al estadio Corregidora no llega en el mejor momento para los universitarios.

Una de las huellas más profundas de que ese recinto puede estar 'maldito' para los auriazules será la afamada final de la temporada 84-85. El encuentro ante las Águilas del América sería cargada de polémica arbitral y una derrota de 1-3 ante el odiado rival. La marca quedaría para toda la vida, así como el nombre de Joaquín Urrea, el árbitro de aquel cotejo.

La segunda experiencia de Pumas en este lugar fue en 1999. La huelga de la Universidad Nacional Autónoma de México orilló al equipo que comandaba Roberto Saporitti a tomar la oportunidad de tener su segunda casa fuera de la capital. Terminaron el torneo de Verano sin poder calificar y con el despido del argentino para que tomara las riendas Rafael Amador.

El ex canterano tampoco pudo levantar al equipo al siguiente torneo. Y más cuando fue todo un campeonato sin pisar CU. Cuatro juegos ganados en 17 jornadas volvieron a marginar a los del Pedregal de la fiesta grande del fútbol mexicano. El equipo regreso para el Verano 2000 a su casa y la era de Amador con ella para que Hugo Sánchez tomara el puesto por primera vez.

Ante la adversidad del sismo en la capital del país, el representativo de la UNAM estará de nueva cuenta en este famoso estadio mundialista. La realidad es que, como penúltimo lugar de la tabla y con muy poco que rescatar en el Apertura 2017, este podría ser el empujón final para tratar de olvidar esta penosa etapa.

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