Para nadie es un secreto que los gobiernos estatales tienen relación directa con las empresas y empresarios que invierten en un equipo de futbol profesional. Es más, sería ingenuo que no se dieran puesto que la misma Federación Mexicana de Futbol (Femexfut) debe mantener pláticas con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, al menos para informar sus ingresos y egresos.

Pero todo se complica cuando comienzan a tener privilegios los dueños del balón, mismos que no tienen el resto de los empresarios de la misma ciudad, lo que los pone en total desventaja e injusticia, además de generar encono por no pertenecer al grupo de amigos.

A pesar que en Veracruz los dueños de los colores, marca, logotipo, escudo, estadio Luis 'Pirata' Fuente e instalaciones del Centro de Alto Rendimiento (CAR) es la administración estatal, todo ese conjunto es entregado en comodato (préstamo) al dueño de la franquicia de primera división en la entidad, en este caso Fidel Kuri Grajales, diputado federal del Partido Revolucionario Institucional (PRI), y quien estuvo a punto de obtener terrenos donados por el gobierno de Javier Duarte a favor de la Promotora Deportiva Valle de Orizaba, de la cual es la cabeza.

Para los que no son de la entidad, deben saber que este tipo de movimientos tienen que ser aprobados por una mayoría del Congreso del Estado, como uno de los principales candados para que los gobernadores no hagan de los terrenos de los veracruzanos lo que se les antoje.

Así, en reportes periodísticos fechados el 07 de octubre de 2016, Javier Duarte de Ochoa envió una solicitud al Congreso de Veracruz para donar en forma gratuita un par de terrenos, uno ubicado en Boca del Río (sin que se supiera el lugar) y el CAR donde actualmente entrena el primer equipo y el equipo femenil suele jugar cuando no le prestan el 'Pirata' Fuente, los cuales iban a ser entregados como método de pago por una deuda desconocida. No se logró.

Lo anterior viene a colación para que vean que en todos lados se cuecen habas. Que el reportaje sobre la influencia de los gobernadores de Hidalgo con el enriquecimiento e infraestructura de Grupo Pachuca, que encabeza Jesús Martínez, tiene la prioridad de informar, de sacar de la oscuridad la manera en que se hizo de dichos bienes, pero también de golpear y hacerse de la vista gorda sobre la cantidad de privilegios económicos que tiene la propia empresa que lo evidenció. No lo demerita pero seguro tiene una doble intención.

Porque si van a medir con la misma vara a los equipos de todos los grupos, habría que voltear a ver la influencia del Gobierno de Chiapas en Jaguares (aunque al final los abandonó), de la administración poblana en “La Franja”, del famoso apellido Hank con las franquicias del noroeste de nuestro país, de la manera en que convencieron de llevarse al Atlante a Cancún o del Necaxa a Aguascalientes.

Vamos, ese artículo dentro del reglamento de Federación donde se dictamina que los equipos de futbol en nuestro país no deben tener relación con los gobiernos de los estados es de los que más se pasan por el arco del triunfo. Porque si de algo estoy seguro sobre la Liga MX es que si no existiera inversión pública en los equipos de futbol, nuestra hermosa liga estaría compuesta por 8 equipos, añadiendo que la multipropiedad debe ser extinta. Es una utopía.

El periodismo deportivo debe publicar más este tipo de reportajes, pero también debe aprender a no frustrarse porque esto es México y aquí no pasa nada.

Préndela así, de volea.