Tomás Boy Espinoza, en sus tiempos de juventud tuvo el honor de ser capitán en el mundial de México 1986, que entre sus filas contaba con Hugo Sánchez en plenitud, el “9" del Real Madrid y de la selección tuvo que ceder a regañadientes el mandato, mostrando así el temple tan característico que Tomás ha nutrido a lo largo de los años.

En el terreno de juego siempre mostró técnica pero le sobraba en ocasiones temperamento, en la banca no cambia mucho, pues desde que inició su carrera como técnico en el lejano 1996, estrenándose en Monarcas Morelia, en todos estos años Boy solo ha renunciado a dos cargos como entrenador; en Atlas y en Cruz Azul.

En Atlas hizo mucho con tan poco, en dos años a cargo de los rojinegros, se encargó de hacer un equipo aguerrido, que era explosivo y que se coló a varias fiestas grandes, sin embargo, no le alcanzó para ganar el tan ansiado título, dos años de claroscuros que dejaron un buen sabor de boca en la afición, tanto así que algunos pedían el regreso de Tomás en fechas recientes.  

Por otro lado, llegó a la Máquina para inyectarle sangre, con grandes expectativas con un cuadro que no formó él, pero con ese 'algo' distinto que la afición cementera había implorado, sin embargo, en el año y medio que estuvo a cargo del Cruz Azul, el equipo se mostró sin ideas, sin contundencia y desarticulado. Veintidós años de director técnico para Tomas Boy, y el 'jefe' da más de que hablar fuera que dentro de las canchas, sin títulos de liga y con algunos destellos como estratega.