El 24 de mayo del 2015, los Guerreros del Santos Laguna confirmaron su supremacía sobre el Rebaño jugando en el nuevo Estadio Chiva, eliminándolos 0-3 para enfilarse rumbo a la final del Clausura 2015 dónde a la postre conseguirían su cuarta corona.

Tras empatar a cero en el TSM, los rojiblancos llegaron confiados en que podrían liquidar la serie en el juego de vuelta, así como lo hicieron en cuartos de final sobre el Atlas. En contraparte, los de la Comarca arribaron relajados a sabiendas de que eran los locales quienes tenían la presión y que jugando un buen partido podrían dar la sorpresa para repetir lo realizado en la fase previa donde dejaron en el camino al superlíder Tigres.

Desde el arranque del duelo, los de La Laguna presionaron las salidas de los tapatíos para provocar una equivocación, y así fue, cuando Abella, “el hombre de hierro verdiblanco”, recuperó un esférico y lo cedió a Calderón, quien ante la salida de Michel sirvió a Djaniny Tavares para que anotara sin arquero al 37’.

El festejo lagunero opacó la incredulidad de futbolistas y aficionados jaliscienses, pues en su planeación no estaba el recibir gol de visitante; un tanto que los obligaba a darle vuelta al marcador para avanzar a semifinales. Y lo intentaron en tres jugadas de pelota parada, pero las impresionantes atajadas de Agustín Marchesin, el mejor santista de la temporada, impidieron que se empatara el encuentro.

José Manuel de la Torre realizó modificaciones ingresando a de Nigris y Fierro; sin embargo, cuando preparaba el cambio de Ángel Reyna, los santistas consiguieron el segundo gol del juego por medio del capitán Izquierdoz, quien se elevó luego de un tiro de esquina ejecutado por Calderón al 55’.

La intención de regresar en el marcador de los tapatíos de pronto se transformó en temor y eso provocó que los Guerreros liquidaran la eliminatoria cuando Néstor Calderón, el más valioso del partido, cerró su actuación anotando un golazo desde casi media cancha aprovechando que Luis Michel se encontraba adelantado al 67’.

El portero intentó atrapar el balón pero resultó inútil, el 0-3 era definitivo y con eso no solo se concretaba la eliminación tapatía, sino también la salida de Luis Ernesto, quien emigraría a Sinaloa para pelear la permanencia con Dorados en la siguiente campaña.

Los elementos a quienes Caixinha les brindó la confianza le resolvieron el encuentro aun y cuando había comunicadores y aficionados que estaban inconformes con las oportunidades brindadas sobre todo a Calderón y Tavares. El resultado de mantenerlos desembocó en que el caboverdiano ofreciera su mejor liguilla con el equipo y que “el Avión” se consolidara como el mediocampista más constante en esa temporada.

A comparación de Santos anteriores, el de Pedro Caixinha demostró saber jugar a las liguillas aprovechando las ventajas que les otorgaba anotar el gol de visitante. En su cuarta liguilla con los albiverdes, el entrenador lusitano llevó a los Guerreros a la décima final de su historia (novena en torneos cortos) para acabar coronándose en la serie frente a Querétaro.

Con este encuentro se exhibió nuevamente la supremacía que tienen los laguneros frente a tapatíos cuando juegan en el Estadio de las Chivas. Y no importa si este inmueble cambie de nombre, pues así se llame Omnilife o Akron, lo relevante es que esa cancha le suele sentar bien a los santistas, razón por la cual solo han perdido en una ocasión y ésta tuvo lugar hace más de cinco años.