El receso por la fecha FIFA no les fue benéfico a los Guerreros del Santos Laguna, pues en cuestión de días pasaron de estar en la cima de la Liga y tener posibilidades de "dobletear" con el torneo copero a caer contra el último lugar de la tabla y quedar eliminados de las semifinales de la Copa MX. Más que un golpe de realidad, estas caídas evidencian un mal que le ocurre a cualquier club del mundo: el fútbol es de rachas.

Hay quien piensa que el mejor momento de un equipo es el presente, pues de nada sirve ansiar un futuro incierto ni lamentarse o vanagloriarse por un pasado que ya no está. Ahí es dónde llega la realidad para informar que nadie es tan bueno para estar siempre en la cima ni tan malo como para sumergirse en la depresión.

Como todo en la vida, es fácil acostumbrarse a las cosas buenas y eso le da entrada a la relajación, que es entendible, pues después de batallar mucho tiempo y obtener resultados positivos es cómodo entrar en un área de confort que momentáneamente lleve al ser humano a una etapa de recesión. El detalle es que la vida continua y si no te reinventas aunque sea de ánimos, el golpe con el presente provoca que tropieces aunque sea con retos aparentemente accesibles.

¿Por qué decimos esto? Porque en la jornada 13, los laguneros tenían la posibilidad de seguir en la punta del Clausura 2018 si derrotaban al Atlas, su “cliente” de años recientes, mismos que presentaban un equipo plagado de jóvenes. La posibilidad estaba a modo y al menos en números presagiaba una victoria cómoda del equipo albiverde sobre el sotanero del campeonato.

En contraparte, se encontraron con un equipo impetuoso que les quitó la pelota, no lo dejó hacer gran cosa y en cincuenta minutos de juego, lo sorprendió al tenerlo abajo 3-0. Ahí fue cuando los santistas recordaron su mística y reaccionaron anotando un par de goles, que sin embargo, fueron insuficientes para evitar que los Zorros los derrotaran en el Jalisco por primera vez en ocho años.

Al finalizar el partido, el estratega Robert Dante Siboldi negó excesos de confianza, acreditando la derrota al hecho de que tuvieron un mal partido y no les salieron las cosas. Hasta cierto punto es real lo que dijo el uruguayo, ya que los verdiblancos presentaron una versión distinta a la mostrada en el mes anterior, pero también fue evidente que el entrar displicentes  al encuentro afectó ante un rival que con hambre de triunfo y nada que perder aprovechó los desajustes provocados por la baja del central Araujo. No fue soberbia como tal, pero sí faltó esa intensidad y colaboración colectiva que nos habían acostumbrado estos jugadores.

Afortunadamente, en el segundo lapso recapacitaron y ofrecieron un nivel superior metiendo en predicamentos a los Rojinegros. Lamentablemente para su causa, los errores y las cosas que se dejaron de hacer pesaron más que las buenas intenciones, demostrando así que este plantel sufre demasiado cuando no tiene la posesión de pelota y que si se ataca a una defensa en adaptación puede verse vulnerable ante el rival más endeble de la Liga Mx.

Para rematar una “semana de horror”, ayer en el estadio Victoria, quedaron eliminados de las semifinales de Copa MX, al caer 2-1 frente al Necaxa en el último minuto del partido. A diferencia del duelo del viernes pasado, en este sí se vio a un equipo con mayor dominio de pelota y que aún conserva la ideología futbolística que lo llevó al superlíderato. Lo malo fue que las desatenciones en balón parado y en la marcación defensiva fueron bien aprovechadas por el adversario para dejarlos fuera de una competencia que sí les interesaba.

Estas derrotas son golpes que van adheridos en los pasajes de la vida y que son necesarios para replantear los objetivos y ajustar los errores para dejar de cometerlos, En busca de ese aprendizaje, seguramente el equipo de La Laguna encontrará la redención de cara a la liguilla y estará listo para cuando inicien los cuartos de final, pues no era tan bueno cuando hiló cuatro victorias seguidas, ni hoy es tan malo al caer de forma consecutiva.

Si nos quedamos con la versión más reciente del equipo, ante los Rayos se vio que el buen fútbol y actitud siguen permeando, de modo que solo será cuestión de mantenerlos para corregir con trabajo las deficiencias y regresar al equipo a la punta del torneo.

Todo es cuestión de rachas, y de momento, la realidad indica que tendrán que lidiar con una negativa que los llevó a perder el pase a la final y descender un puesto de la tabla general. Aún falta para disputar los cuartos de final de la ‘Fiesta Grande’, por lo que todavía hay tiempo para levantar la cabeza, enderezar el barco e hilar una racha positiva que les permita cerrar con fuerza el campeonato y aspirar a su sexta corona.