William Da Silva llegó procedente de Querétaro con Nacho Ambriz al mando de las águilas del América. Arribó al equipo de Coapa con la etiqueta de volante por izquierda, un jugador con un portento físico admirable, una velocidad diga de un extremo y mucho descaro al momento de enfrentar a la defensa rival, pero este papel se fue perdiendo poco a poco. Ambriz empezó a utilizarlo como segundo contención, posición que no es la suya, pero como todo jugador, el brasileño se adaptó a su nueva posición.

Luego llegó Ricardo Lavolpe, y lo primero que dijo el argentino sobre Da Silva fue que él lo veía como un extremo, posición en la que jugaba en la que se desempeñaba en Gallos blancos, la cual hasta el momento es su mejor etapa en nuestro futbol, pero lo que dijo Ricardo se quedó en el aire; el 7 americanista siguió jugando como segundo contención, pero simplemente no es su posición. Desde ese lugar en el campo, lo único que aporta al equipo es su ida y vuelta, nada más. No tiene el don de defender y por más que desde que llegó al club casi siempre juega de doble 5, no acaba de convencer y se le acaba el crédito para seguir vistiendo la casaca azulcrema.

Con Miguel Herrera ha sido lo mismo, siempre de doble contención y hasta en ocasiones de lateral izquierdo, el brasileño ya llegó a ese punto que ni él sabe de qué juega. La afición está harta y pide su salida del club, es un jugador que sigue sin aportar un cambio, no da un plus como extranjero, sólo cumple y eso a veces, no siempre.

Parece que a William ya se le acabó el crédito, sus mejores años pasaron y no da más, aparte de que ocupa plaza de extranjero lo cual le agrega otro punto para que al finalizar el torneo salga de la institución. Un jugador que está pasando de noche por Coapa y lo mejor que podría pasar tanto para él como para el América, es que saliera del club.