De forma inesperada y categórica, los Guerreros del Santos Laguna se impusieron a los Tigres en los cuartos de final para evitar el bicampeonato felino y de paso, enfilarse rumbo a la semifinal del Clausura 2018. Lo exhibido en esta serie por el club de Siboldi es una muestra de todo lo que ha sido el equipo tanto positiva como negativamente a lo largo del año en que celebrará su 35 aniversario de fundación.

Puede decirse que este equipo con lo realizado hasta el momento ya cumplió por las pocas expectativas generadas sobre ellos al inicio. No es conformismo, pero si por alguna razón no terminaran alzando el trofeo, no sería un fracaso, pues realizaron una campaña destacada superior a lo esperado.

Cuando arrancó el 2018, las dudas se cernieron sobre el armado de la plantilla verdiblanca, pues se conjuntó una escuadra aparentemente inferior ante los trabucos presentados por los equipos regios, capitalinos y del grupo Pachuca. El ascenso de Robert Dante Siboldi como entrenador en jefe tampoco lucía alentador por la evidente inexperiencia del uruguayo, pero aun así se confió en él para dejarle las riendas del club.

Un par de goleadas ante Lobos BUAP y León, los que mayor cantidad recibieron en el torneo, alimentaron la ilusión de un equipo que durante los primeros dos tercios de torneo mostró el que posiblemente fue el mejor fútbol de esas doce jornadas. En ese entonces, un gran sector de aficionados y periodistas expresaron que era un espejismo y en las fechas finales se desplomaría.

Los jugadores y cuerpo técnico tenían el mismo temor, y de hecho acertaron, pues con la calificación en mano, se excedieron en confianza de tal manera, que cerraron la temporada con cuatro derrotas en sus últimos cinco partidos. En ese lapso, las expulsiones, lesiones y falta de contundencia exhibieron las deficiencias de un equipo de solo 11 titulares.

En el último duelo de la temporada, tuvieron contra el América la posibilidad de “salvar” la temporada adueñándose del segundo lugar general, pero terminaron perdiendo y descendiendo hasta la cuarta posición. Era increíble, cómo un cierre de campaña estaba acabando con un semestre que al inicio fue casi impecable. Al menos, Djaniny Tavares no perdió la ventaja que tenía como líder de goleo y con 14 dianas se coronó con el séptimo campeón goleador albiverde.

La conclusión del torneo fue tan desalentadora que en la serie de cuartos de final contra Tigres llegaron sin ser favoritos, aún y cuando en la temporada regular los Guerreros terminaron con un punto más que los felinos y ocuparon el superlíderato durante cuatro jornadas.

Sin embargo, es entendible la desconfianza porque en fases finales, eliminar a este Tigres se ha vuelto en el fútbol mexicano en una hazaña por la riquísima plantilla que dirige el ‘Tuca’ Ferreti. En la ida de los cuartos de final, lo ocurrido fue de acuerdo a lo ideado por todos con un Tigres especulando para rematar con un par de zarpazos para llevarse la ventaja, aun y cuando el trámite del partido lo llevaron los laguneros, tanto así que metieron en su campo a los neoleoneses en el mismísimo ‘Volcán’, algo que en esta temporada nadie había podido hacer. Pero al final, la poca claridad frente al arco de los santistas, sumada a la contundencia amarilla sellaron el encuentro.

Para la vuelta en el TSM, la encomienda era marcar un par de anotaciones y no recibir ninguno. Dicha labor parecía inimaginable por la estirpe manejada por los de la UANL en tiempos recientes, pero Santos a diferencia de los juegos previos a la liguilla, ahora sí salió “enchufado” y decidido a dejarlo todo en el terreno de juego. Se enfrentaron a un rival que decepcionó por presentar la versión más pobre del año, pues la nula intensidad, la displicencia de los elementos y la soberbia por manejar un resultado que suponían estaba liquidado, los hizo cometer errores que a fin de cuentas les costaron caro.

Los de la Comarca no tienen culpa de que el campeón haya salido a entregar la corona sin oponer resistencia, porque contrario a ello, entendieron sus deficiencias y las compensaron con garra, pundonor y a diferencia de otras veces ahora sí se tuvo la suerte de su lado.

Otro plus, es que hubo  lapsos del torneo en los que se repusieron a desventajas en el marcador para remontar o al menos hacer lo suficiente para lograr los resultados.

En este año de celebración, el Santos actual ya cumplió, porque logró salirse de los últimos puestos de la tabla porcentual, durante el torneo siempre se mantuvo dentro de los primeros ocho, se clasificó con una plantilla “inferior” comparada frente a la de al menos siete clubes, regresó a la liguilla después de un torneo para el olvido, volvió a hacer pesar su localía, tuvo al campeón goleador y eliminó en liguilla al poderosísimo campeón vigente de la zona.

Con estas alegrías, el Santos de Siboldi le ha brindado más de una satisfacción a su fiel afición, así que han cumplido en una temporada en la que poca fe se tenía sobre ellos. Ahora, la historia triunfadora del equipo sugiere ir por más buscando el título, doblegar al más grande del país y llegar nuevamente a la final por primera vez en tres años.