Hay quienes logran todo y nada a la vez. Románticos que van avanzando por la vida con cadencia, de a poco, pero con paso firme. Son los mismos que se quedan cuando el barco se hunde, los que intentan poner a salvo a los demás; mujeres y niños primero, aunque el final será el mismo.

Tal es el caso de Sebastián Jurado, un soldado que aguanta firme la embestida de peligrosos rivales claramente superiores. Desde su debut en liga, no ha hecho más que acaparar miradas y elogios de los curiosos, a quienes resulta llamativo el hecho de encontrar un halo de luz en el oscuro túnel en que se ha convertido el Veracruz. Algo así como el Corazón del Mar dentro del Titanic -volviendo a las metáforas marítimas/románticas-. Pero aún todo el brillo no ha sido suficiente para levantar a un equipo que desde hace mucho, pero mucho tiempo era una tragedia a punto de suceder.

Y es que este Tiburón ha sido un ingrato con quienes le dan algo de brillo, a veces hasta de manera torpe. Basta volver la vista unos años atrás. El equipo hilaba dos calificaciones a Liguilla de manera consecutiva, un hito para el Puerto. ¿Qué pasó después? Vino la bajada natural de un equipo que debía mantener una estructura, desechar elementos que ya habían dado todo y ser reforzado. Lo que pasó fue justo lo contrario. Decenas de extranjeros sin más cartel que un representante llegaron al equipo, acapararon lugares, algunos ni siquiera debutaron y la catástrofe comenzó. Y en vez de corregir el rumbo, se siguió la línea, muy al estilo de quienes creyeron suficientes los botes en el ya citado Titanic. ¿Y las estrellas? Dijeron adiós por la puerta de atrás.

Entre toda la tragedia y tras comprobar una y otra vez que ni Melitón ni Gallese eran opción, Jurado salió a la luz. Con sus actuaciones ha ganado múltiples veces el reconocimiento de jugador del partido; podemos decir que, junto a Salcido, es el único futbolista del equipo fácilmente reconocible y, gracias a esto, ha sido convocado a la Selección Olímpica con miras a Tokyo 2022.

Pero nada de esto se ha visto respaldado a nivel grupal. Desde su debut, ha participado en 13 partidos de Liga MX sin que en alguno conozca la victoria, conduciendo al anticipado descenso. Tras concretarse el hecho, el joven arquero demostró ser, quizá, el único futbolista del equipo en verdaderamente estar comprometido con la camiseta. Su llanto caía y con él se representaba a una afición que lleva años sintiéndose como él. Es la tristeza de aquellos que siempre están y que siempre responden, pero que, para su desgracia, apoyan una causa perdida.

Hoy la vida luce cruel para Jurado, pero ahí sigue, a pecho firme. Y ya sea en Veracruz o en algún otro lugar, la vida siempre sonríe a quienes lloran en el mar.