Las joyas de la cantera de Pumas de la UNAM se dan de una forma rara en los últimos tiempos. Aunque se podía presumir a mediados de la década de los 80 a raudales, hoy solo se pueden tener a cuenta gotas elementos que estén a la altura de la misticidad y que tenga sangre azul y oro de verdad.

Alan Mozo parece haber salido de ese viejo molde donde se forjaron esas figuras como Campos,  Negrete o Moreno. Con solo 21 años ya tiene a la tribuna de su lado y las actuaciones le respaldan de buena manera para ser tomado como seleccionado nacional juvenil que busca un boleto para los Juegos Olímpicos de Tokio en el 2020. La garra y el espíritu auriazul parece ser el sello que emana cada vez que ha podido ser titular.

Pero… ¿Mozo es el respaldo que tiene la directiva que encabeza Rodrigo Ares de Parga para demostrar que el apoyo total a las fuerzas básicas ha dado frutos? Parece que no, puesto que el joven lateral parece ser solo un diamante en bruto después de tantos intentos de que los demás nacidos en CU no tuvieran ese tipo de chispazo.

Por ahora, solo Jesús Gallardo , quien ya salió del club, es de los hombres nacidos en la cantera capitalina que ha podido dar un salto de calidad en los últimos tres años. Y tampoco puede decirse que es una medalla de los altos mandos actuales, pues el proceso se dio con Jorge Borja Navarrete. E incluso tuvo que pelear más de la cuenta, pues fue evidente que Guillermo Vázquez perdió confianza cuando necesitaba de más apoyo y continuidad.

Mozo es, por ahora, el modelo a seguir de todos los jugadores que están ahora en divisiones inferiores. Equipos que no han tenido buenas campañas y que, a pesar de que se han llegado a algunas finales con la sub 15 o sub 17, estos títulos para forjar a estos futuros jugadores no han llegado como todos quisieran.

Es momento entonces de pensar en cómo se trabaja en la captación de talentos en el Club Universidad. Alan Mozo, quien debutó apenas hace dos años con el primer equipo y forjó su titularidad en el Apertura 2018, no debería ser referido como un “milagro” sino como ese renacimiento de que hay trabajo sólido en la cantera azul y oro.