En el fútbol, el centro de la cancha resulta ser una de las zonas con mayor importancia dentro del campo, debido a la estabilidad y el control que se debe tener. El mediocampo es el vínculo entre la defensa y el ataque y su nula presencia puede ser un factor contundente para una posterior derrota.

Los jugadores deben estar a la altura de las exigencias como lo pide el cinturón del campo; labores como el vaivén incesante requieren mayor esfuerzo físico aunado a ser el generador de jugadas o el recuperador de balones. Para fortuna de los pateabalones, este sector es muy habitado y las tareas se reparten.

Los centrocampistas también suelen ser mártires como un guardameta aunque en menor medida, pues bien pueden ser ovacionados por la grada ante una jugada sublime o magistral así como ser abucheados hasta el cansancio por un error como perder el esférico o incluso una tarjeta roja.

Jesús Molina es el jefe en el cinturón de la cancha de Chivas, mientras que Lorenzo Reyes organiza los hilos del mediocampo atlista. El primero cuenta con amplia experiencia en el fútbol mexicano, por lo que puede ser un líder y capitán en el vestidor que nutra a los jóvenes; empero, el segundo no se queda atrás, que cuenta además, con experiencia en el Viejo Continente. Ambos comparten el liderazgo en su respectivo vestidor.

La calidad del mediocampista nacido en Hermosillo, Sonora, ha estado más que comprobada a lo largo de su trayectoria en el balompié azteca. Destaca de sus habilidades la seguridad para recuperar los balones, siendo una válvula de escape para los defensores; asimismo, en ataque, su visión de juego le permite repartir el balón o él mismo comandar un ataque.

Por parte del chileno las características no distan mucho del jugador del Rebaño, si bien es cierto que comparten el liderazgo así como la recuperación de balones y la visión de juego, "Lolo" tiene una mejor técnica en cuanto a pases, encontrándose entre los mejores 50 pasadores de la Liga; Molina no figura dentro del listado.

De 250 pases realizados, Reyes completó 229 de ellos; teniendo 118 en cancha propia, mientras que 111 en terreno rival además de 54 pases en zona de ataque. Hasta antes del retorno de Lorenzo a las canchas por su lesión, Atlas tuvo mucho peso por su ausencia y Esteban Carvajal no llenó el espacio que dejó vacante el andino.

Sin embargo, esto no dicta que será un parteaguas fundamental para el duelo, debido a la suma de varios factores que pueden concretarse o brillar por su ausencia. La clase de los dos futbolistas es más que sabida y en el Clásico Tapatío no pasarán desapercibidos.

Los jugadores lo tienen claro que un clásico se juega distinto y que es algo completamente distinto a los partidos habituales, poco está en cuenta la situación de ambos clubes o el cómo arriban; lo que queda definido es que el orgullo está más que en juego y la disputa en medio campo se encontrará más que reñida.