"A todos lados te he seguido

hemos ganado, hemos perdido

hemos llorado, hemos reido

y mi amor nunca se ha ido

he seguido tu camino

ohhhh...

toda mi vida"

Los domingos la asistencia al bar no era la mejor, teníamos que abrir solo para hacer presencia y porque el dueño nos obligaba. Buscábamos cualquier momento para hacer más pasadera la noche, sin muchas ganas de estar en el trabajo, pensando en todo y al mismo tiempo en nada, las pláticas entre los compañeros de trabajo siempre se basaban en fútbol, música y de regreso al fútbol. 

Uno de esos domingos, parado en la entrada del bar, dejando pasar el tiempo, vi caminar hacia mi a un tipo, cincuenta años aproximadamente, claramente no era de aquí, su mirada un poco extraviada al caminar, la ropa que utilizaba y su forma de hablar lo delataba. Esas personas, en un domingo normal, eran un poco fastidiosas porque dejaban poco dinero para mi bolsillo, al final yo estaba ahí por eso, por llevar dinero a la casa.

Sin pensarlo mucho subió las escaleras, el ambiente dentro del bar no era el mejor, aun así tomó asiento cerca de un balcón y pidió la primer cerveza. La acción obligada de mi parte para tratar de ganar una propina era obtener su confianza, hacer plática sobre cualquier tema y por lo regular lo más fácil para eso era preguntar de dónde venía. No fue necesario cuestionar más, claramente él buscaba con quien charlar un rato. 

Muy pronto comenzó a relatar su historia, para este momento mi compañero y yo estábamos sentados a su lado, escuchando su punto de vista acerca del fútbol mexicano, lo primero que dijo, fue que para ellos, los argentinos, no existía. Podíamos debatir al respecto, pero nos interesaba más escuchar todo lo que tenía que decir. 

Después de algunas cervezas y varios minutos de su monólogo, lo que realmente me tenía impresionado era el amor que profesaba hacia su equipo, era hincha de Newell's Old Boys; nos presumía que su afición era el verdadero aguante. Llevaban muchísimos partidos sin ganar (el número se me ha olvidado) y aún con esta pésima racha, su hinchada, de visita llevaba miles a la cancha del rival. Afirmaba que ahí es donde se ve el aguante, no en las buenas donde cualquiera se hace presente. Cuando un equipo es campeón, obviamente todos se subirán al barco, pero cuando todo sale mal, sólo los que realmente aman sus colores seguirán firmes, alentando a los colores... Siempre alentando a los colores. 

Hace unos años la franja descendió a los del puerto en su casa, aún recuerdo la alegría que nos ocasionó a los poblanos eso; en estos momentos nos toca ser la burla de muchos en ese mismo estadio. El fútbol siempre da revanchas y ya le tocó a Veracruz cobrar esa factura. Ahora, al igual que ellos, que han soportado mucho, al igual que los de Newell's, al igual que muchas aficiones alrededor del mundo, nos toca ser el Aguante, EL VERDADERO AGUANTE, no por los jugadores ni la directiva, ellos están de paso y seguramente no comprenden la magnitud de esta pasión, nos toca ser el aguante por nuestros colores y nuestra historia. 

Del Puebla de la Franja para toda la vida.