En el 60 aniversario del Estadio Jalisco, que lució vacío debido a la sanción impuesta por la Comisión disciplinaria de la Federación Mexicana de Fútbol, el Atlas dio su primer paso rumbo a un nuevo proceso en su dirección técnica.

Tan sólo un día después de conocerse que Rafael Puente Jr. sería el sustituto de Leandro Cufré en el banquillo rojinegro, los Zorros debieron enfrentarse a los Xolos de Tijuana en la jornada 4 del Clausura 2020. Había muchas dudas previas respecto al funcionamiento del equipo, ya que Puente no asumiría el cargo de manera inmediata (lógico, porque un día no da para familiarizarse con sus jugadores).

Con todo y dudas, el cuadro tapatío dio, probablemente, el mejor juego que se le ha visto en este año. Con un equipo visiblemente más confiado, el Atlas logró imponerse ante los fronterizos por marcador de 2 - 1.

Dicen por ahí que técnico que debuta, gana. El fútbol nos ha enseñado en más de una ocasión que esa frase no está ni cerca de ser una ley rigurosa, pero, en esta ocasión, le jugó a favor al interino Omar Flores.

El actuar director técnico de la división sub-20 pudo hacer funcionar de buena manera al plantel estelar del Atlas. Con ciertas modificaciones respecto al once regular de Cufré, los jugadores rojinegros se vieron bien sobre el terreno de juego, y lograron superar a sus rivales en algunos aspectos clave que desembocaron en la victoria local.

De vuelta a las fuerzas básicas

Desde ates de que arrancara el torneo, se sabía que los productos de divisiones inferiores iban a ser el principal nutriente del primer equipo rojinegro. La estructura deportiva del Atlas tenía claro que, por lo menos, el 60% del plantel tenía que llenarse de futbolistas forjados en la Academia.

El anterior estratega, Leandro Cufré, hacía cumplir esa promesa, pues, en los tres partidos de Liga  que dirigió este semestre, siempre alineó como titulares a cuatro jugadores de la cantera.

En el duelo ante Tijuana, Omar Flores subió un poco la apuesta, pues saltó al campo con Ismael Govea, Jeremy Márquez, Jairo Torres, Ulises Cardona y Brayan Trejo, además de darle juego al también canterano Édgar Zaldívar.

Estos movimientos eran previsibles desde que se supo que Flores dirigiría el partido. El ex jugador de Jaguares y Lobos lleva ya un año formando jóvenes en las inferiores del Atlas. De hecho, él ha sido el responsable de llevar los procesos de Márquez y Trejo en el cuadro sub-20, por lo que no sorprende que haya decidido jugar con gente a la que ya conoce.

La compenetración de todos estos nombres fue evidente el viernes pasado. Los canteranos se veían cómodos jugando en el mismo once, y el estar acompañados por gente experimentada como Lorenzo Reyes, Martín Nervo o Luciano Acosta también ayudó bastante para el funcionamiento general del equipo.

Un cuadro menos rígido

Nunca fue un secreto: el Atlas de Cufré se iba a enfocar siempre en defender bien, aunque esto significara sacrificar un tanto al ataque y al espectáculo.

Con el argentino, los Zorros jugaban un 4-4-2 muy estable y definido, que hacía un énfasis especial en cerrar el medio campo y juntar hombres a la defensiva.

En esta ocasión, Omar Flores alineó a su equipo de la misma manera en la que ha obtenido resultados con la sub-20: un 3-4-3 abierto, con un sólo defensa central fijo. La idea de esta alineación es tener más gente en la zona media, que ayude a defender, pero que también quede libre al momento de ir al frente.

¿El resultado? Un Atlas mucho más 'suelto' de lo que habíamos visto en las tres primeras jornadas. El incremento en el ímpetu ofensivo fue notorio sin necesidad de sacrificar tanto en vocación defensiva. Esto se hizo patente después del gol de Luciano Acosta, tras el cual, los rojinegros no se tiraron atrás a tratar de defender una ventaja muy temprana, como sí se hacía en el proceso anterior.

La importancia de guardar un cambio

Muchas veces se demerita en demasía el trabajo de los futbolistas suplentes. Suele pensarse que un hombre que está en la banca se encuentra en ese puesto porque no tiene la calidad suficiente para estar en el campo desde el silbatazo inicial. Sin embargo, muchos se olvidan de cuántos partidos han sido ganados desde el banquillo.

Sin irnos más lejos, Javier Correa nos dio una lección sobre la importancia de los suplentes en este partido.

El delantero argentino fue el último cambio mandado por Omar Flores. Al minuto 82', cuando los Xolos estaban atacando con más ímpetu en búsqueda de la victoria (y, también, estaban ya cansados), el estratega interino sacó a Brayan Trejo para darle juego a Correa.

La primera consecuencia de este cambio fue que los de Baja California tuvieron que ponerle freno a sus ataques verticales, pues, ahora, sus centrales defendían mano a mano.

Además, Trejo es un hombre que sí, juega al ataque, pero mucho más abierto que un nueve fijo. Al tener el Atlas tantos jugadores en el medio campo, uno de ellos (Jesús Isijara, en este caso) pudo ocupar la banda que dejó libre el joven Trejo, dando libertad a Correa para acompañar en punta a Ignacio Jeraldino.

La apuesta no le pudo salir mejor al técnico, pues, si bien su equipo no llenaba de centros el área visitante (esto lo tendrá que trabajar Rafa Puente), sus dos centro delanteros fueron una amenaza constante para los defensas de Tijuana. Fue sólo cuestión de tiempo para que cayera el gol del gane, y, ¿cómo no? Fue Javier Correa el encargado de convertirlo.

Inteligencia en minutos finales

Ya con el tiempo encima, los Xoloitzcuintles se lanzaron al frente para tratar de empatar los cartones. Su arma principal fue el balón detenido y, en especial, los tiros de esquina.

En el cuadro tapatío, todos parecieron comprender que el 2 - 1 era suficiente. Nadie quiso hacer de más, todos se sacrificaron para defender y, de hecho, el equipo tuvo en Javier Correa a su principal muro de contención.

Ojo, esto no quiere decir que, como tanto se le criticó a Leandro Cufré, el Atlas abandonara su labor ofensiva al saberse con la ventaja mínima. Por el contrario, todos los futbolistas rojinegros asumieron nuevas responsabilidades cuando el rival se los exigió, y esto resultó en un muro que los fronterizos no pudieron franquear.

Esta victoria deja un buen sabor de boca en la afición atlista. No obstante, hay que tener calma y recordar que éste fue sólo el primer juego de un nuevo proceso, y que el nuevo director técnico tendrá que impregnar su esencia en el plantel.

La llegada de Rafa Puente Jr. genera expectativa y, a primera vista, ilusión en la mayor parte de la Fiel. El ex estratega de Gallos llega a un plantel ya armado, no diseñado por él, así que habrá que ver si puede ayudarlo a continuar con las buenas actuaciones desde este jueves, cuando el Atlas reciba a Monarcas Morelia.

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