Por un momento, todos los necaxistas recordaron aquel 21 de mayo de 2016, ahora que a los Rayos les tocaba regresar al Olímpico Benito Juárez.

De aquella tarde gloriosa, en el ambiente necaxista, solamente queda un sobreviviente: el siempre suplente, Yosgart Gutiérrez. Hoy, el entorno fue más hostil; en ningún momento, el cuadro del Necaxa pudo imponer condiciones.

La noche oscura trajo inmediatamente protagonistas, un hombre estaba en la cancha para ser, quizás, el más nombrado del encuentro. Quién más sino el mismo Yosgart, con salidas desafortunadas y descuidos notorios, situaciones por las que el arquero necaxista se convirtió en el jugador más sobresaliente, repito, más por desatinos que por aciertos.

La poca constancia del equipo de Aguascalientes se hizo más puntual el día de ayer, ya que el máximo referente aún sigue en recuperación. Ahora, más que nunca, se extraña la seguridad que brinda el gran Hugo González desde la puerta.

Las pocas armas ofrecidas a Luis Alfonso Sosa, para este torneo, fueron utilizadas, pero no hubo respuesta. Ni siquiera en los últimos minutos, esos en donde suele llegar la inercia electricista; ni siquiera en ellos pudo haber alguna reacción. No llegaron los centros precisos, no hubo remates de Quiroga, no hubo disparos a puerta de ningún tipo, simplemente, no hubo nada.

Terminó el encuentro, terminó el invicto de los Rayos y terminó la esperanza de otro empate de último minuto. Eso sí, lo que nunca termina es el deseo de apoyar, aunque quedó un poco fracturado:

Así como Hugo aún se está recuperando, la afición necaxista necesita sanar un poco, pero pronto, muy pronto, estarán de regreso. Ánimo, Yosgart, la afición nunca abandona.

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