El ambiente es distinto, cuando la Zona Metropolitana de Guadalajara se pinta con colores rojinegros y rojiblancos se sabe el evento que viene: el Clásico Tapatío. Desde que amanece o incluso días antes en escuelas y trabajos, los aficionados portan con honor y orgullo la camisa de sus equipos, siempre con la esperanza de verlo triunfar en la rivalidad y decir quién manda.

Cerca del mediodía los aficionados se comienzan a reunir en puntos específicos de la ciudad, con banderas y cánticos saben que es la guerra civil en La Perla Tapatía. En Oblatos la parcialidad rojinegra hace lo propio, mientras que en La Constitución el sector del chiverío hace lo suyo con mantas y trapos.

Tuvo que pasar poco más de un año para que una de las rivalidades más añejas regresara al Estadio Jalisco. El movimiento en las inmediaciones del Coloso de la Calzada Independencia se volvió incesante desde cuatro horas antes del juego. Los filtros de seguridad están listos y la afición, misma que cargó con un peluche por la iniciativa de las ambas directivas ReLate X Jalisco, comenzaba a formarse a espera de tener acceso a las gradas de este recinto de 60 años.

Conforme avanzó el tiempo las calles aledañas tenían más flujo de personas. La fanaticada atlista llegó por la Avenida Fidel Velázquez; previo al filtro de seguridad, un grupo cargaba a un muñeco de trapo, crucificado cual Cristo, vestido de Chivas, mientras la consigna acompañada con bengalas era: "Chivas es un velorio" y "El que no salte es un chiva mari...". Por el otro extremo de la calle, sobre Monte Carmelo, arribaron los colores rojiblancos, recordándole a través del canto a su rival la característica que impera en ellos: "Amargo".

Dos horas y media antes llegó la cuarteta arbitral, comandada por Jorge Isaac Rojas, quien se convertiría en un protagonista. Treinta minutos después Chivas hizo su arribo entre silbidos y mentadas de madre de los rojinegros presentes. Enseguida la aparición fue de directivas, en distintos automóviles llegaron Marcelo Michel Leaño, Mariano Varela y Ricardo Peláez por parte del Rebaño, mientras que por Atlas aparecieron Pepe Riestra, Pedro Portilla y Alejandro Irarragorri. Los Zorros serían los últimos en llegar cuando faltaba cerca de hora y media para que comenzara el compromiso, se alcanzaba a percibir los jugadores golpeando el vidrio al son de la batucada atlista, los gritos de la afición eran: "¡Pongan hue...!".

Ya en las entrañas del Jalisco, la asistencia de aficionados era considerable cuando faltaba una hora para el inicio. En la puerta 12 del inmueble La Barra 51 comenzaba a alentar, los cánticos hacia su rival no tardaron en aparecer, empezando con el "Chivas ya es una empresa" acompañado de chiflidos rojiblancos que reprobaban la acción; la respuesta provino del ingreso 4, ahí La Irreverente contestó con "sé que nunca vas a ser campeón", el abucheo fue la respuesta.

Durante el protocolo, con el himno de la liga de fondo, Atlas desplegó su tifo; en la parte norte, donde se encuentra el grupo de animación rojinegro, cinco mantas con las letras de Atlas salieron a relucir. En la parte poniente apareció un personaje más que conocido en la cultura pop: Darth Vader. El mítico personaje de la famosa saga Star Wars anunció su llegada con una frase que dictaba: "En esta 'Galaxia': Yo, soy tu padre". Los cánticos de La Academia retumbaron en todo el Coloso de la Calzada Independencia, opacando y enmudeciendo, incluso, al sonido local que anunciaba un minuto de aplausos por el sensible fallecimiento de Magdaleno Mercado, figura rojinegra.

Foto: José Acosta / VAVEL
Foto: José Acosta / VAVEL

El juego inició con la intensidad que amerita un clásico, ambos equipos salieron a luchar todos los balones, pues el orgullo estaba más que en juego. Atlas fue el primero en tocar la puerta con una combinación entre Luciano Acosta e Ignacio Jeraldino, éste último quedó solo en el área y terminó por entregársela en las manos a Toño Rodríguez. El lamento de La Academia, el regocijo y aplauso hacia su portero por parte del Rebaño.

Edson Rivera, con pocos minutos, desmotró por qué no es recurrente, pues tuvo un partido fatídico y en tiro de esquina rebotó el balón dejándolo con plenitud a Jesús Molina para que abriera la llave y desatara la euforia rojiblanca. El mediocampista gritó y corrió a la esquina, señalando a la parcialidad chiva que se encontraba en la parte alta de la cabecera norte.

En estos compromisos, Alexis Vega recientemente se convirtió en verdugo del Atlas, pero el destino le jugó una mala pasada y le clavó los taquetes a Germán Conti; tras una revisión en el VAR, Jorge Isaac Rojas le mostró el cartón rojo y dio paso a su festín carmesí. Esto pudo ser un motivo de ánimos para los dirigidos por Rafael Puente, sin embargo no contaba con el ímpetu y desconcentración de su capitán Martín Nervo, quien en cinco minutos se fue expulsado dejando en igualdad de condiciones el compromiso. Cada equipo con diez jugadores.

Regresando al canterano de los Rojinegros, Edson Rivera y su funesto compromiso aunado a la nula estrategia del entrenador a modificar ante la expulsión de su central, fue techado por un trazo largo que recibió libre y con tiempo Isaac Brizuela, éste cedió a José Juan Macías que luego de dos fintas venció a Camilo Vargas con un disparo colocado. El festejo del gol inundó a la afición chiva presente que como plus, por su júbilo comenzó a lanzar los peluches de la campaña ReLate X Jalisco al campo, en instantes el terreno verde se vio lleno de muñecos, la cascada pareció ser interminable hasta que llegó la intervención de colaboradores para sacar a los peluches del campo. Sin duda, Jesús Molina y José Juan Macías se adueñaron del Estadio Jalisco.

Foto: José Acosta / VAVEL
Foto: José Acosta / VAVEL

Las modificaciones de Puente del Río llegaron hasta la segunda parte, pero fue tarde. El compromiso fue sellado, el Jalisco tuvo nuevos dueños, los colores rojo, blanco y azul imperaron, mismos que con las consignas de la fanaticada chiva llenaron toda la cabecera sur. Atlas se quedó lejos de recortar distancias en el tablero, pareció más probable un tercer tanto del Guadalajara, pero Camilo Vargas lo negó en varias ocasiones, sobre todo una chilena de Jesús Molina.

El gol de penal de Mauricio Cuero le dio ligeras, ínfimas esperanzas a los Zorros de poderlo igualar, mas no fue así. La 51 hacia el final de los juegos canta a todo pulmón "Te amo", pero esta noche no sonó. Atlas volvió a caer, a morir de nada, lejos de la raya, en la sombra, oscura y penosa profundidad, aunque fue más penoso el actuar de los aficionados al final del compromiso que siempre manchan la pelota, que siempre liquidan al fútbol con su violencia. La violencia debe ser un tema a erradicarse en el deporte, pero hoy no fue así y la riña de las dos escuadras en las gradas se suscitó dejando heridos.

Foto: José Acosta / VAVEL
Foto: José Acosta / VAVEL

En zona mixta se notaron dos rostros: la alegría y el desencajo. Mientras los jugadores del Rebaño daban sus impresiones a la prensa, los Zorros se retiraron en silencio, por grupos, con la cara agachada y muestras de dolor por lo sucedido, sobre todo del dueño Alejandro Irarragorri, quien con mirada perdida y vacía cruzó el pasillo a sabiendas que su equipo sumó su quinta derrota al hilo, es último de la tabla porcentual y está a quince puntos del penúltimo en este rubro.

VAVEL Logo
Sobre el autor