Se acabó con el sufrimiento y se ganó en lo mental. Los Potros de Hierro del Atlante volvieron a saber lo que es sumar tres puntos tras imponerse por la mínima a los Cimarrones de Sonora en la Liga de Expansión MX.

El resultado no reflejó lo que pasó a lo largo de más de 105 minutos, pues el “Equipo del Pueblo” generó y generó hasta que por fin un tiro se incrustó en las redes para gritar eufóricamente, y en el día de la independencia de México, el primer gol de la temporada.

La idea de Mario García poco a poco se empieza a reflejar en la cancha, prueba de ello es que en grandes lapsos del partido el portero Jared Muñoz fungió como otro espectador más.

El Atlante se hizo de la pelota y difícilmente la soltó a lo largo del partido. Como fue costumbre, al igual que en los encuentros ante Leones Negros y Celaya, los Potros buscaron la portería rival desde los primeros segundos.

Sin embargo, es aquí donde se encuentran los problemas, pues la definición en el último toque para centrar o disparar sigue siendo equivocada y ese punto solo corregirá conforme avance el campeonato.

Pablo Gómez y Ronaldo González lucen como los jugadores más desequilibrantes, pero pecaron con los disparos lejanos de media distancia que en muchas ocasiones tapó la defensiva antes de que pudieran causar algún daño.

Al minuto 55, un centro a segundo poste que se le pasó al arquero hizo saltar a la afición azulgrana debido a que parecía el primer tanto, sin embargo, Gómez se sorprendió y no conectó de buena forma la pelota, que salió llorando por un costado ante la incredulidad de sus compañeros.

La situación se complicó aún más con el tormentón que visitó la capital mexicana, lo que provocó que por algunos instantes se tuviera que detener el juego.

La expectativa estaba en si el Atlante regresaría con la misma dinámica. No tardó ni un minuto luego de reanudadas las acciones que Edson Partida fue inteligente en el cobro del tiro libre directo para pegarle raso y aprovechar las condiciones del campo, que dificultaron al portero en su atajada para que el balón besara la red y la descarga de emociones se hiciera presente por jugadores, aficionados y directivos.

Se sufrió al final entre la lluvia, la insistencia del rival, un mal manejo del cuerpo arbitral y una bronca que derivó en la expulsión de Jonathan Sánchez, no obstante, se consiguió el objetivo.

El Atlante ganó y jugó un mejor fútbol. Ahora tendrá que cambiar el chip porque dentro de tres días volverá al estadio Azulgrana, con la encomienda de vencer a los Venados de Mérida.