La tarde parecía oscurecer más temprano de lo habitual…

El panorama que se vislumbraba en la cancha mostraba al sol de una tarde cálida. Los calcinantes rayos abrazaban nuevamente las redes, desde el primer tiempo. El dominio era como un fuego penetrante sobre las tenues ideas que mostraba el equipo rival. La situación parecía favorable.

Apenas nos habíamos acomodado en los asientos cuando el arquero de los ‘Gallos’ ya se había convertido en figura; la intermitencia de un extremo derecho ‘rojiblanco’ ya había enviado el primer aviso de que la situación podía empeorar.

Contando los suspiros que brotaban de cada pase errado, de cada falta y de cada intento, solo nos pudimos dar cuenta de que los otrora antagonistas llegaron hasta el último espacio, sobre el terreno de juego, y de hecho marcaron un tanto: yo solo recordé cuando era pequeño y no comprendía la regla del fuera de lugar. Finalmente, todos los aficionados podían permanecer tranquilos, al menos por unos minutos más.

Cubriendo al balón con empeño, como tratando de protegerlo de injusticias mundanas, Passerini daba muestras de que podía aportar algo positivo. Hasta que, en los límites de la primera mitad, bajó el esférico al arribo de un escurridizo Zendejas, quien colocó su remate al primer poste del novato guardameta queretano, pero imprimiendo una fuerza que lo llevó a gritar el gol, incluso antes de que aquel pudiera reaccionar.

La tarde, no obstante, comenzaría a oscurecerse desde muy temprano. Una acción poco fortuita, imprudente y desventurada, comenzaba a construir un camino de calvario para los Rayos. El conjunto aguascalentense tuvo que aprender a subir cuesta arriba, tal como se le había pedido en otras ocasiones.

Al final, con el alma pendiendo de un hilo y una exhalación atravesada en la garganta, la afición pudo ver al mismo sol radiante de los primeros minutos. Lo más importante es que tres puntos se estaban arañando: el triunfo, la repesca y la angustia. El primero se consiguió con el gol doce del torneo, pero ese ya nadie se los quita; el segundo se está trabajando, apenas va en camino; el tercero, en cambio… ese se seguirá viviendo en todos los juegos, al menos mientras Necaxa se mantenga con vida.