El juego más esperado por todo el fútbol mexicano había llegado. Sábado 5 de octubre la fecha en que América y Chivas disputaban el clásico 215 en la historia. Un clásico que en el papel llegaba más que disparejo, con actualidades y futuros muy contrastantes. Por un lado el América de Miguel Herrera, el de la campaña casi perfecta, el de los records en casa, el que arrasa y rompe con liga. Campeón y líder general. Por el otro, Guadalajara, una Chivas que llegaban decaídas, con solo 8 unidades en 11 juegos, en lo más bajo de la tabla y aunque parezca increíble, con el fantasma del descenso rondándolo de cerca.

Con 20 puntos de diferencia y un resultado que parecía predecible, azulcremas y rojiblancos llegaban al coloso de Santa Úrsula con una sola tarea en mente. Ganar el Clásico Nacional.

Eran las 5 en punto de la tarde, cuando el central Ricardo Arellano daba el pitazo final. América y Chivas disputaban la jornada 13 del Apertura mexicano.

El partido inició parejo, pero rápido América comenzó  imponer condiciones. Con el ya famoso estilo de Miguel Herrera, y teniendo a Luis ángel Mendoza como principal opción, las Águilas se hicieron de la pelota y aunque no generaban mucho peligro, el encuentro se disputaba en el área rojiblanca. Sin embargo el gol no caía y solo eran esbozos de peligro los que llegaban a manos de Luis Ernesto Michel.

Con el paso del tiempo, el cuadro Rojiblanco se metió más al partido y logró inclinar la cancha a su favor, teniendo en Aldo de Nigris su jugada más clara en lo que iba del partido. En un error del Maza Rodríguez en la salida, Jesús Sánchez metió un buen centro para la tijera del Regiomontano que se fue por encima de la cabaña de Moisés Muñoz. Poco después las Águilas también tendrían una clara para abrir el marcador, en una descolgada de Mendoza, que al quedar solo en mano a mano contra Michel, el atacante cruzó demasiado su disparo.

Sin llegar a ser espectacular, se iban unos primeros 45 minutos agradables en la cancha del Azteca.

Para la segunda mitad las cosas comenzaron igual. Parejas, con el partido trabado y sin ninguno de los 2 equipos con el dominio de la pelota. Sin embargo minutos después, el encuentro se pintó de amarillo y azul.

El gol pon fin llegaría al Clásico y fue del lado americanista. Al minuto 68' Rubens tomó el balón por la izquierda, desbordó hasta línea de fondo y con uno de sus ya clásicos punterazos, le puso medio gol a Raúl Alonso Jiménez quien de cabeza abriría el marcador a favor de las Águilas.

Pero el embate azulcrema no culminó ahí. Cuando aún el Rebaño no se reponía del primer gol, rápido América le daba el segundo y mortal golpe a un equipo rojiblanco tendido en el campo. Tan solo 3 minutos después de la anotación de Jiménez, fue el propio Raúl quién le pondría el pase a Luis Gabriel Rey, que ya sin portero y el marco vacío anotaba el segundo gol para el cuadro de Miguel Herrera, quien junto con todo el Estadio Azteca celebraba el triunfo de su equipo.

A partir de ahí todo fue cantos, baile fiesta y alegría en el Coloso de Santa Úrsula.