Como vimos en nuestra primera parte de este Balance, ya al final de la era Marini Monarcas se encontraban a 6 puntos de Veracruz, poco a poco el descenso se comenzaba a ver como una realidad en la cúpula michoacana.

Por estos motivos no hubo de otra que darle las gracias al ‘Pomelo’ y comenzar a buscar “quién sacara al muerto del cajón”. De inmediato se comenzaron a barajar nombres, los apellidos de abolengo comenzaron a relucir, Vázquez, Boy, Romano, Bustos; pero a decir del presidente de Morelia, ninguno quiso comprometer su reputación y arriesgarla al descenso.    

Para Monarcas no quedó de otra de traer al banco a lo que ellos nombraron, “un hombre de casa”, el apagaincendios michoacano, Roberto Hernández, quien llegaba a cubrir una etapa más como Morelia junto con el auxiliar de Enrique Meza, Eugenio Villazón.

Roberto debutó en el banco michoacano el 12 de Febrero, en la selva chiapaneca, contra el rival al que a la postre terminaría ganándole la categoría, los Jaguares de Chiapas, a quien dicho sea de paso lograron sacarle la victoria.

Su debut en casa no fue lo mejor, pues terminó perdiendo ante los ‘Diablos’ de Toluca, y completó los posibles resultados de juego empatando a uno en el ‘Volcan’ contra Tigres; fue hasta su cuarto juego que logró regresar de nueva cuenta a la victoria.

Entre los movimientos más trascendentes de Roberto en el once inicial destaca haberle quitado la titularidad a Carlos Morales y  Juan Pablo Rodriguez, elementos cuyo compromiso y entrega jamás se pudo cuestionar, pero comenzaban a dejar huecos en la defensa michoacana ante jugadores más rápidos.

En total, Roberto y Villazón acumularon 12 juegos, de los cuales lograron la victoria en cinco, siendo la goleada a Pumas la más relevante; cuatro empates, dos contra dos rivales casi invencibles en casa, Pachuca y Tigres; más tres juegos perdidos, quizá los más dolorosos ante León y Necaxa, que los mandaban de nuevo al fondo de la porcentual.

Como datos relevantes podemos decir que hiló seis juego sin conocer la derrota; además de cosechar seis juegos sin recibir gol, cuatro de ellos consecutivos; goleó a Pumas 4-0, situación que se vivió antes en el Apertura 02 y que sólo es superada por el 6-2 del Invierno 99; logró que Rudíaz alcanzara el bicampeonato de goleo; pero quizá lo más destacado es que salvó a Monarcas y de paso lo coló a la fiesta grande.

Merecidamente el pasado jueves fue ratificado como técnico de la ‘monarquía’ por un año más, tiempo que tendrá para formar su propio proyecto y dejar grabado su nombre aún más hondo en la historia del conjunto michoacano.