Se acerca una nueva campaña, con retos grandes para Monarcas Morelia y muchas deudas pendientes que quedaron el semestre pasado con la afición, como volver a hacer del Estadio Morelos un inmueble que imponga y ser de nueva cuenta un equipo ante el que ningún rival pueda sentirse confiado de sacar los tres puntos, pero existe algo más que toma una relevancia mayor para los aficionados: ser competitivos una vez más.

Desde aquel 2014 en que la regularidad se acabó, los lugares bajos de la tabla se hicieron habituales para una afición que gozó de ver a sus ídolos como invitados constantes a la pelea por el campeonato y desde el Clausura 2016, no volvieron a verse hasta estas instancias, por lo menos hasta que llegó el certamen pasado, no obstante, se sintió más como un premio al drama sufrido durante el semestre, que como el resultado de un trabajo bien hecho, en donde literalmente estuvieron a un minuto de pertenecer a la división baja del balompié azteca.

Esas campañas en donde se sumaron 10 y 13 puntos dejaron un profundo pesar en la fanaticada que, cumpliendo el rol más complicado, solo presenciaba a su escuadra caer sin una solución aparente, justo cuando temporadas antes se habían hecho de una media entre los primeros 6 lugares.

A lo anterior habría que sumarle un adeudo más evidente; Morelia no ha sido campeón de Liga desde hace ya casi 17 años y la Copa tampoco la han podido levantar desde el Apertura 2013, así que la gente ya siente esa imperante necesidad que parte de cualquier aficionado, aquella de levantar el título, una meta para la que no se sabe si está bien reforzado el plantel, pero que debe ser el siguiente objetivo para la institución.

¿Es vital que los michoacanos se coronen el torneo entrante? Parcialmente no, sin embargo, dando un repaso nos encontramos con un cuadro que ya no está en una zona donde peligre su permanencia y que lleva años alejado del nivel que llegó a mostrar entre 2011 y 2013, cuando fue un constante en instancias finales, al grado en que se metió con fuerza a Semifinales y Finales de Liga y Copa, además de significar un dolor de cabeza para los denominados grandes. Entonces si la meta ya no es asegurar tu puesto en el máximo circuito, se debe hacer gala de aquella frase que reza, “nadie te puede quitar el derecho a soñar” y el sueño ahora debe ser regresar a los lugares protagónicos que en el pasado ya se alcanzaron.  

Hoy el contexto ha cambiado en el campamento del ‘Equipo de la Fuerza’ y pese a que el armado en cuanto a fichajes deja dudas en ciertos aspectos y que el nuevo horario no ha convencido a mucho, ya librados de la Liga de Ascenso y sin nada que perder, mentalizarse en estar de nuevo en los puestos importantes es menester; pero más vital aún, regresar a la meta que cada equipo participante en este país debe tener como motivación: ser campeón, recuperar esas sensaciones que no se han sentido desde el lejano 2000 o por lo menos pelear con firmeza por ello, como solía ser antes. No significa que si Morelia no es campeón en el Apertura 2017 sería un fracaso, sin embargo, no pensar en el título como una aspiración sí lo sería

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