Un preludio de lo inevitable parece el canto que los seguidores del Puebla le dedicaron a los Tiburones Rojos del Veracruz con el clásico: “Ya se va, ya se va, el ‘Tibu’ ya se va”. Resonó en las redes sociales de muchos aficionados jarochos y las expresiones de malestar no se hicieron esperar.

Muchos lo tomaron como lo que es, una burla ante la situación de los rojiazules y su clara decadencia hacia la ex segunda división; otros, simplemente les dieron la razón por cómo se desempeña el equipo en la cancha y la poca garra que muestran partido tras partido.

El futbol no es una ciencia, sin embargo hay conceptos básicos que el equipo no ejecuta. No hila más allá de tres pases, el equipo tiene poca llegada y, si llega a haber una de gol, no hay quien la remate, pues la lesión de Cristian Menéndez afectó y mucho en el cuadro ofensivo de los escualos.

Se tardaron y en demasía. A pesar que el “Polaco” cumplirá su tercera semana inactivo, este martes llegó a Veracruz quien teóricamente ocupará su lugar de matón del área: Miguel Murillo, colombiano que no recuerdan bien en su paso por su país.

A todas luces, después de tres jornadas, parece que las incorporaciones son más patadas de ahogado que estrategias pensadas por el bien del equipo. Parece, como es una costumbre, que se “atiborra” de extranjeros a la plantilla escuala para que, en la teoría, Guillermo Vázquez tenga de dónde escoger a la hora de las situaciones difíciles, aunque ese recurso humano sólo sea en cantidad y no en calidad.

La afición no es tonta y se da cuenta cómo Martín Bravo corre de un lado a otro pero sin sentido, que Daniel Villalva conduce pero le falta el toque fino que un día enamoró a la afición jarocha, que Alan Santos está solo al frente de los once en el terreno y cómo un joven como Omar Marrufo puede destacar en un equipo que no se caracteriza por debutar jugadores canteranos de calidad.

Así está Tiburones Rojos, en un espiral de caída libre que se vio desde el final del torneo anterior y que cerró su etapa de contrataciones en la última semana de enero, después de tres partidos, sin anotar un solo gol en liga y recibiendo cuatro. Sólo un milagro puede salvar al cardumen de la catástrofe y se llama Lobos BUAP.

Botepronto 

El francés del América Menéz aún no debuta y siguen las suspicacias sobre su desempeño en la cancha. ¿Callará bocas? Espérelo un partido más.

Préndela así, de volea.