A lo largo de los últimos años, muchos de nosotros nos hemos percatado del camino fácil que la empresa controladora de gran parte del deporte mexicano le ha pintado a Saúl Álvarez. Una corta carrera que pelea tras pelea perdía credibilidad gracias al manejo de Televisa y a la inoperancia de los promotores.

El enfrentamiento entre Saúl y Floyd era un plato que venía cocinándose desde hace tiempo, pero según sus manejadores, ‘Canelo’ aún no estaba listo… y no lo estuvo.

La pelea entre Danny García, estadounidense de ascendencia portorriqueña, y el argentino Lucas Matthysse ofreció mayor gala boxística que la disputa estelar. Así se venía especulando a lo largo de la semana. ¿Por qué? Porque la ‘Canelo’ – Mayweather sería simple y sencillamente producto de la mercadotecnia, del dinero, de las apuestas, no de calidad pugilística dentro del cuadrilátero.

Desde que se propuso en 2009 la Mayweather – Pacquiao, y ante el fallo por parte de ambos equipos para lograr tal evento (Money Team argumentando desacuerdo económico), no había mejor rival para el norteamericano que el oriundo de Guadalajara, Jalisco. Esa es la dinámica del defensivo estilo de Floyd, hacer dinero.

Se podría decir, también, que mejor suerte no pudo tener Álvarez al enfrentar al estadounidense. Era momento de una pelea que diera credibilidad a la joven carrera del jalisciense. Dicha pelea se perdió, está bien, nadie esperaba contrario destino para Saúl.

He ahí la razón de mi pregunta. ¿De verdad alguien creía que iba a ganar el ‘Canelo’? Mi corazón decía que sí… mi razón dijo no. Solo preví dos posibles escenarios para el desenlace de esta pelea. El primero, un contundente KO de Floyd Mayweather sobre el ‘Canelo’. Aunque la pegada del ‘Canelo’ es la que muchos quisieran, difícilmente pondría en la lona al defensor. Segundo escenario, el enfrentamiento yéndose a doce episodios con la decisión otorgándole victoria al de casa. Tal y como sucedió.

Fue un verdadero suicidio para el ‘Canelo’, y quizá lo único que haya que reprochar es haberlo echado al ruedo sin la preparación suficiente aún. Nadie esperaba que Saúl Álvarez ganara la pelea. Este enfrentamiento no fue hecho para el triunfo del mexicano, sino para hacerlo competir, para estar al tú por tú con el mejor. ‘Canelo’ tenía todo que ganar y nada que perder. Si salía avante, qué bueno, habría derrotado al mejor y su credibilidad habría dado un giro de ciento ochenta grados. Si perdía, no pasaba nada, habría perdido contra el mejor, contra el boxeador que nadie ha derrotado.

‘Canelo’ subió al ring con hambre, con juventud y con mentalidad. Mayweather subió con el colmillo, la experiencia y la velocidad. Contrario a la opinión de miles, creo fielmente que el mexicano dio una buena pelea, conforme sus condiciones y posibilidades. Mayweather, conociendo previamente su estilo defensivo, creo que en esta ocasión fue ultradefensivo. Esa fue mi decepción de la noche.

La derrota era inminente, la cátedra de distancia boxística era probable. Es un hecho que no todos hemos confiado en el proceso que ha vivido la corta carrera del Canelo, pero por Dios, ¿ahora resulta que nuestro púgil predilecto siempre ha sido Mayweather? Por favor.

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